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Toda pelea debería resolverse quedándose en silencio y mirándose a los ojos, esperando a que uno de los dos se ría primero.

Karol Sevilla.

Muevo mis piernas, estoy nerviosa. Ruggero solo escucha las indicaciones y asiente.

Mantengo a Liam sentado en mis piernas. Él juega con su nutria de juguete y se ríe haciendo sonidos con su boca.

Estoy nerviosa, si Jimena no sale bien de esta nueva operación no sé que vaya a suceder con Melania. Es que decir que está deprimida es poco.

Jimena es una bebé preciosa, pero tiene una enfermedad en el corazón que le impide vivir una vida normal. Se llena de ronchas y recae cada cinco minutos.

Ha tenido ya con esta tres operaciones en sus siete meses de vida. Pero creo que eso no ha sido suficiente todavía.

El gesto de Ruggero mientras escucha al doctor me lo dice.

Liam hace un sonidito con la boca, lo miro, me mira también. Y mientras suelta una carcajada, lanza su peluche al piso.

Lo reprendo mientras me agacho a recoger el peluche.

—Ya vine, ¿dijeron algo?

—No, Clara. Nada. —suspiro.— ¿Y Melania?

—Adivina quién la consuela.

Sonrío, quiero responder pero entonces veo a Melania y Agustín acercarse tomados de la mano. Me contengo para no gritar.

¿Cómo explicarlo?

El día que fui a buscar a Ruggero en el centro comercial para explicarle lo que sucedía, algo se activó dentro de Agustín, reaccionó al instante y salió corriendo decidido a averiguar qué sucedía con la pequeña Jimena.

Desde ese entonces, aparte de tener que estar obligada a sufrir una semana por haber corrido como estúpida, Agustín se acercó a Melania, se hicieron primero amigos.

Pero tres meses después creo que esa amistad ha evolucionado a algo más.

Creo.

No tengo tiempo de preguntar, pues vemos a la enfermera salir con la pequeña Jimena en brazos. La pone en brazos de mi esposo y él sonríe despidiéndose del doctor antes de caminar hacia nosotros.

Le sonrío cuando está cerca de mí. Liam se percata de su presencia y esboza esa perfecta sonrisa que hace que Ruggero deje de prestarle atención al mundo.

—¿Qué te dijeron, Ruggero?

—Bueno, por ahora todo está bien. Jimena está bien y necesita de su medicina y muchos cuidados. —comienza explicando mientras dejado a la pequeña en brazos de su madre.— Pero, si vuelve a ponerse mal, tendrán que buscar a Manuel incluso debajo de las piedras.

—Tengo fe en que no será necesario, ¿verdad, amor?

Jimena estornuda, se ríe y abraza a su madre haciéndome sonreír. Yo también esperaba exactamente lo mismo.

Que la presencia de Manuel no sea para nada necesaria. Y es que no sabemos en dónde está.

En algún momento simplemente desapareció y no hemos vuelto a saber de él. Salió de mi vida, de la de Melania, de la vida de todos.

Espero que esté bien, eso es todo.

—Esta es la cuenta de la operación y el hospital. Y estas son las recetas. —termina de explicar mi esposo.— Y con eso creo que es todo, podemos irnos.

Melania suspira, mira la factura en sus manos y asiente. Comprendo de inmediato lo que sucede.

Miro a mi esposo pero él está demasiado ocupado tomando a Liam en brazos y llenando su rostro de besos. Liam se ríe, lleva su baboseada mano a la mejilla de su padre. Él protesta.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora