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No hay día que no te piense ni noche que no te extrañe.

Karol Sevilla.

Años atrás.

—Dios mío, Karol. Si la tía se entera...

—Si se entera no importa, esta será la mejor noche de mi vida. Y como ves, es lo único que me importa.

Montse suspira, asiente y yo sigo eligiendo ropa en mi armario. A media noche cumplo dieciocho años.

Y eso solo significa que Ruggero va a darme una linda sorpresa según me contó.

Estoy nerviosa, ansiosa. Es que no sé.

Tengo que ser sincera.

Soy solamente una adolescente llena de sueños y expectativas con su primera relación seria que por cierto es con un chico seis años mayor que yo.

¡Pero qué más da!

Ruggero es todo lo que está bien en mi vida. Me quiere, yo lo quiero. ¡Por Dios! Esto es increíble.

—¡Ese! Es perfecto.

—¿Si?

Analizo el vestido, es blanco y con un bonito escote en la espalda. Sonrío.

Me gusta mucho.

Asiento, busco unas sandalias casuales y acordes a la situación. Finalmente suelto la toalla envuelta en mi cabello.

Montse toma la secadora conectándola mientras yo me siento en la silla.

La siguiente hora se basa en ella arreglando mi cabello y en mi viendo tutoriales de maquillaje en Internet. Debemos aprovechar el tiempo ahora que mamá y la tía no están.

Es sencillo.

Si mamá me ve tan arreglada para dar solamente una supuesta vuelta en el centro comercial con mi prima, no va a dejarme ir. Y es que sus reglas fueron claras.

Nunca deja que Ruggero y yo nos veamos tan tarde o solos. Ya saben, proteger a la hija menor es más importante.

Pero qué más da, en solo unas horas cumplo dieciocho y por fin voy a tener los permisos que se me apetezcan.

Brindaré por eso.

Una media hora antes de que mamá llegue del trabajo, estoy lista. Tomo un abrigo y mi prima se santigua asustada.

Digamos que si descubren que no estoy con ella, algo muy feo va a pasarnos. A ambas.

—Ahora que mi mamá no va a estar en la casa tenemos un punto a nuestro favor. —razona mientras bajamos por las escaleras.— Pero la vieja chismosa de la vecina estará al pendiente, Karol. ¿Que no ves que estoy chiquita para estar sola?

—Montse, no importa eso. Lo que quiero es estar con Ruggero justo a media noche que es cuando cumplo mi mayoría de edad.

—Ustedes dos van a deberme una muy grande.

Me río, juntas nos subimos al taxi que ya nos espera y comienzo a ponerme nerviosa. Dios, esto es demasiado para mi corazón de pollo.

Una vez estamos en el centro comercial, Montse se baja buscando a Ruggero. Al encontrarlo le hace una señal y yo le pago al taxista antes de bajarme.

Él se acerca a nosotros, sonrío emocionada.

—Que preciosa estás, enana. —sonríe dejando un beso en mis labios.— Hola, paquete. Ya puedes irte.

—No soy un paquete. —gruñe mi prima.— Pero si, me voy. Aunque, prometan que van a estar en la casa a las cinco de la mañana para que Karol entre antes de mí mamá.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora