Quien no se arriesga a decir lo que siente, se arriesga a perder lo que quiere.
Karol Sevilla.
Coreo la canción con Clara a mi lado, mamá pide silencio mientras acomoda todo sobre la mesa. Finalmente estamos listas para esto.
El tiempo pasa muy pero muy rápido y ahora, finalmente estaba lista para decirle a mi Ruggerito bonito que nuestro deseo estaba cumplido. Tendremos un niño.
Convencerlo para que no vaya conmigo a la cita con la ginecóloga fue difícil. Pero lo he logrado y aquí estoy, preparando un pastel para decírselo.
Bueno, mamá lo prepara y yo repaso mis votos de amor.
¡En una semana me caso!
Es que no puedo con tanta felicidad, por Dios.
Lo único que me apena es la suerte de la pobre Melania, es que esa mujer se merece solo cosas buenas. Y el estar embarazada de alguien que no la ama y que no quiere saber del bebé, no es nada bueno.
Tiene ya tres meses de embarazo. Y su felicidad está más lejos que la oportunidad de Manuel amándola de nuevo.
Y eso es malo porque, pues porque ella no se merece esto.
No es agradable porque no hace nada más que llorar cuando le preguntan por su bebé.
—Hola, ya estamos aquí.
—Hola, cuñado. —sonrió llevándome una cuchara de cereal a la boca.
—Hola, cuñada. Tenemos todo listo.
Asiento, me pongo de pie y busco las bolsas. Decir que ando ansiosa es poco. Me urge hacer esto.
Veo a Montse entrar con más bolsas en las manos. Le sonrío.
Y poco después, entran Melania, Maxi y Agustín. Todos cargan bolsas.
La mayoría de ellas son antojos.
No he dejado de comer y eso me preocupa, aunque Ruggero diga que de una u otra manera, conseguiré bajar esos kilos demás que me queden.
—Sigan decorando el jardín que Ruggero debe estar por llegar.
—Bien, pero dinos si es niño o niña.
Niego, la única que lo sé soy yo. Y no pienso decirle a nadie. Por eso he escogido colores unisex para la fiesta.
Y el glaceado del pastel del mismo modo será usado a mi favor. Chocolate si es niño y Vainilla si es niña.
Dejándolos haciendo todo en el jardín me acerco a Mel, ella sonríe.
—No te pongas así, también vamos a revelar el sexo de tu bebé.
—Si, pero ahora dime algo, ¿quién va a emocionarse tanto como Ruggero se emocionará? No quiero hacer esto, Karol. Porque de todos modos, no hay una madre que se emocione por mí, ni un hermano que haga cosas increíbles como Mau lo ha hecho por tu. Ni siquiera tengo a una prima que decidió abandonar su comodidad para mudarse contigo y ayudarte con el embarazo. Mucho menos voy a tener suegros tan maravillosos.
Asiento, comprendo sus sentimientos.
Era cierto que mamá era la más contenta con esto, lo presumía con sus amigas cada vez que podía. Mi hermano era el segundo en moverse por toda la ciudad y el país si era posible con tal de conseguir mis antojos.
Y no ha parado de llenarme de regalos desde que supo de mí embarazo. Montse aceptó mudarse con nosotros a esta casa que Ruggero y yo compramos hace solo un mes para ayudarme con el embarazo y cosas de la casa.

ESTÁS LEYENDO
Love Her
Romance¿Qué sientes cuando ves al amor de tu vida? Muchas veces me pregunté eso, y para saberlo, debía ver la historia desde tres puntos distintos. Jamás imaginé que uno de ellos dolería tanto. Y no iba a ser el mío precisamente.