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No quiero sentirme valiente cuando salga a la calle, quiero sentirme libre.

Karol Sevilla.

Vamos, Karol. Tienes que ser valiente. Confía en que saldrás viva de esto.

O por lo menos tu hijo lo hará. Qué importas tú, lo que importa ahora es tu pequeño.

Liam duerme apoyado en mis piernas, lleva días enteros llorando y haciendo todo lo posible que su pequeño cuerpo le permite para que podamos salir de aquí.

Pero ese idiota es muy astuto.

No comprendo ni siquiera por qué nos trajo hasta aquí. Bueno, sé perfectamente por qué. Pero he sabido defenderme.

O bueno, supe hacerlo hasta que el muy idiota ató mi tobillo al pie de la cama. Y bueno, tantos días, semanas o no sé, sin alimentarme correctamente, solo dificultan las cosas.

Intento mantenerme fuerte sobre todo porque sé que si llego a desvanecerme, mi hijo quedará a su merced y bajo ningún concepto lo permitiré.

Maldita sea, me jode demasiado esto.

Liam pudo llamar a Ruggero a escondidas y todo iba perfecto, pero se asustó cuando escuchó que el tipo lo estaba buscando. Gritó y quedó expuesto de su escondite.

Mi teléfono se hizo añicos cuando lo destruyó de todas las maneras posibles y no conforme con eso, nos trajo hasta aquí.

Ni siquiera sé dónde estamos pero sé que es muy lejos del radar.

—¿Mami?

—Está bien. —musito por milésima vez.— Todo estará bien, mi amor.

—¿Ese señor vendrá de nuevo?

—Probablemente si. —me lamento.— Y tú vas a prometerme que estarás tranquilo cuando eso suceda.

—¿Querrá tocarte de nuevo?

—Si, mi amor. —suspiro sin saber cómo decirle esto.— Pero si confías en mi, nada malo va a sucedernos.

Él asiente, se remueve y mira por la pequeña ventana de la que disponemos. Algo que agradecía porque este lugar era estúpidamente oscuro.

Un nuevo suspiro se escapa de mis labios. No sé qué vamos a hacer aquí, hasta cuando lograremos escapar, simplemente no sé nada.

Y me siento estúpida al haber salido sola esa mañana. Ruggero estaba en la casa, nada me costaba esperarlo. O convencerlo de que fuera con nosotros.

Pero ya que, de nada va a servirme lamentarme. Tengo que enfrentar esto.

Un fuerte ruido se escucha desde abajo, Liam se levanta abrazándome con fuerza. Envuelvo mis brazos a su alrededor cubriendo su pequeño cuerpo.

Los pasos se escuchan, comienzo a ponerme nerviosa.

—Buenas noticias. —la puerta se abre.— Les encontré un bonito lugar.

—No va a llevarme a ningún lado. —le aclaro pero él ya está soltando la cadena de mi tobillo.— No me toques, asqueroso ser.

—Solo unos días más, mi niña.

Alejo mi mano de él poniéndome de pie aún con Liam en brazos. Diría que salir corriendo es una excelente idea.

Pero realmente es el pensamiento más estúpido. No sabría a dónde ir. Ni siquiera sé en dónde está la puerta.

Evitando su contacto camino con él hasta una especie de escaleras muy pero muy alejadas y escondidas. No había notado cuan grande es este lugar.

Necesito pensar en cómo salir de aquí.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora