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Y entonces llegó alguien que no se alejó, que no se rindió, que no se hartó, que quiso quedarse nada más porque se trataba de mi, y eso fue suficiente.

Ruggero Pasquarelli.

No puedo creer que nos enteramos de esta manera y que si ella se golpeaba más fuerte, lo perdíamos.

Está demás decir que la felicidad que sentimos es de otro mundo. Nada le hace más feliz que saber esto justo cuando tengo el anillo de compromiso listo.

Estamos listos para hacer esto.

Karol tiene apenas tres semanas de embarazo. Y gracias a lo sucedido en el departamento hace dos días, nos estamos quedando en casa de su madre.

He tenido que retrasar ciertas cosas como mi propuesta y demás. Pero eso se acaba hoy.

Melania tiene la orden de llevarnos a un bonito restaurante. Al mejor de todas sus opciones.

Se ofreció sola y le agradezco.

El problema ahora era poder llegar a tiempo, es que estoy atado de manos básicamente. El no poder estar en nuestro departamento hace que tengamos que levantarnos más temprano de lo normal y lleguemos un poco tarde a casa de mi suegra.

Por cierto, ya hablé con ella y dice no tener objeciones esta vez. ¡Eso es perfecto!

Es que considerando nuestro historial de permisos que le he pedido y que se ha negado a darme, no terminamos nunca.

Me encuentro conduciendo de vuelta a nuestro temporal hogar, Karol viene a mi lado y solo observa por la ventanilla algo cohibida. Le pregunté ya varias veces qué sucede pero no me responde. Está bloqueada.

No quiero preguntar por qué pero al final la razón es más que evidente. Volvió a hablar con ese tipo.

Y esta vez la conversación no fue amigable o en el sentido que Karol le dio hace poco. Fue una conversación más íntima y con propósitos más... Sentimentales.

Y es eso lo que hace que yo dude en un momento como este, si se lo pido hoy corro todo el riesgo de recibir un no como respuesta. Pero también tenemos ya hecha la reservación en el restaurante y tampoco podemos perderla.

Es que es todo un dilema.

Un gran dilema.

Al llegar a casa, se baja. Acomoda su cabello y entra sin decirme nada. Maldigo estacionando el auto.

Y cuando, el no verla en la sala con su prima es obvio. Realmente no sé qué pensar al respecto.

Quizá el cancelar la cena por hoy sea la mejor idea.

—¿Y Karol?

—Pues entró corriendo y supongo que se fue a la habitación. —musita Montse.— ¿Qué pasó,eh?

—¿Con qué?

—Pues estaba llorando.

Suspiro, sabía que esto pasaría.

Asumo que era demasiado bueno como para ser real. Muerdo mi labio inferior. Niego.

—Voy a llamar a Melania.

—No seas tonto, Ruggero. No es por Manuel.

—¿Y cómo sabes tú que quiero cancelar la cena porque habló con él?

—Me mandó un mensaje mientras venían en camino.

Ella toma su teléfono, hace un par de cosas y finalmente me entrega el teléfono. Confundido lo tomo.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora