Explícame por qué duele. Dime por qué me cuesta tanto dejar de amarte.
Karol Sevilla.
—¿Y este?
Mamá levanta el arreglo floral, niego mirando por la ventana.
—¿Y entonces, Karol? Llevamos media hora eligiendo centros de mesa. La actividad más fácil del día de hoy.
—Uy, mami Caro. Mejor ni te cuento lo mal que está desde hace días.
La voz de Clara me hace mirarlas, Montse aprieta mi mano y yo suspiro cruzando mis brazos.
Era cierto que desde hace un par de días había perdido el interés. Pero ahora estaba intentando cambiar ese hecho.
Quiero involucrarme en los preparativos de mi matrimonio como hace unos días. Pero es que mis ánimos están por los suelos.
Creo..., creo que voy a enfermarme.
Justamente seis semanas antes de mi matrimonio. Que buena noticia.
Nótese el sarcasmo.
—Me duele la cabeza. —me excuso masajeando el puente de mi nariz.— Los centros de mesa con tulipanes están bien.
—Pero a ti te gustan los girasoles....
Miro a Clara, asiento.
Eso lo sé perfectamente, de ninguna manera olvidaría detalles de mi propia vida. Pero es que no lo sé.
No quiero que el día más especial de mi vida tenga detalles que años atrás había planeado con don innombrable.
No sé cómo explicar esto.
Ruggero no sale de mi mente, tonto Pasquarelli.
—Quiero que sean los tulipanes.
Mamá asiente, le da las indicaciones a la chica que encantada de la vida anota el pedido. Asegura que serán los centros de mesa más preciosos.
Asiento, no me queda duda de eso.
El problema no es eso, no se trata de que algo haya dejado de gustarme.
Es que estos días no he dejado de recordar algunas conversaciones que tenía con el italiano. Esas en las que hasta el vals que íbamos a bailar lo anotábamos en un cuaderno que aún conservo.
Y no conforme con eso, he tenido recurrentes sueños de un niño llamándome mamá.
Un niño precioso.
Y no es que me asuste la idea de ser mamá. Pero lo que me desagrada del sueño es que al final, alguien siempre nos acompaña.
Y el niño lo llama papá. Somos una familia feliz y perfecta.
¿Quién es el padre?
Ah, pues Ruggero.
Me enoja y desconcierta en partes iguales porque ahora resulta que en mis visiones de la familia perfecta, siempre aparece mi ex novio y nunca pero nunca mi prometido. Mi futuro esposo.
Es que me quiero morir.
Cuando salimos del lugar me dedico a caminar en silencio hacia el auto de mamá. Clara y Montse hablan de los detalles importantes y demás.
Pero yo sólo miro el piso y cuando subimos, ignoro mi teléfono que está repleto de llamadas perdidas de Manuel. Ahora es cuando menos me apetece hablar con él.
Muerdo mis labios, retuerzo las mangas de mi buso y suplico internamente que algo suceda para que pueda irme sin continuar con todo esto.
Es mi día libre luego de tres veladas seguidas, pero en su río estoy deseando que me llamen de la clínica. Me harían un gran favor.

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Love Her
Storie d'amore¿Qué sientes cuando ves al amor de tu vida? Muchas veces me pregunté eso, y para saberlo, debía ver la historia desde tres puntos distintos. Jamás imaginé que uno de ellos dolería tanto. Y no iba a ser el mío precisamente.