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Y fue tu corazón mi primer tambor de guerra.

Karol Sevilla.

Un mes, se me hace increíble que finalmente ha pasado un mes. Si, aprendí mucho, me divertí y conocí a personas increíbles.

Pero es que ya me hacía falta mi precioso bebé, mi niño.

La tentación de tomar un vuelo y regresrme a casa fue inmensa. Pero l fin superé ese mes y creo que me he desintoxicado de tanta maldad que comenzaba a instalar en mi interior.

Finalmente salgo del aeropuerto, tomo un taxi y de inmediato le dicto la dirección.

Es sábado, y por lo tanto puedo adivinar en donde están Ruggero y el niño. En el departamento de este.

Estoy ansiosa, me siento como una persona nueva. Soy una persona nueva.

Y no solamente por mi cabello corto. Hablo de mi vida en general. Aprendí a dejar de odiar a Melania. Ahora sé que no tiene la culpa de nada y apenas la vea voy a ofrecerle mis disculpas.

A todos en realidad.

Una vez estamos fuera del edificio, le pago al taxista y me bajo sujetando la única maleta que me llevé al viaje. Sujeto los tres colgantes con fuerza.

Me adentro al edificio, y en cuanto estoy frente a la puerta del elegante departamento de mi... Ruggero, golpeo la puerta con mis nudillos.

De inmediato la dulce vocecita se deja escuchar, sonrío emocionada.

La puerta se abre dejando ver al italiano. Sus ojos se centran en mí y sonríe, yo suelto las maletas y no tardo en lanzarme sobre él envolviendo mis piernas en su cintura.

Decir que extrañé a este bobo es poco. Todo lo que hice fue por los tres, y finalmente podía ver los resultados aquí.

—Te extrañé, Ruggerito bonito. —musiro sin soltarlo. Él se ríe.

—Y yo a ti, enana. —asegura dejándome en el piso.— Liam, mira quien está aquí.

Escucho sus pisadas.

Al instante sale de la cocina. Y al verme, sus ojos se iluminan tanto que solo grita y corre hacia mí abrazando mis piernas.

Me agacho a su altura, lleno su rostro de besos y finalmente lo estrecho entre mis brazos. Que guapo que está.

Me fui solamente un mes y parece que fueron siglos enteros.

No dejo de sonreír, escucho todo lo que mi hijo tiene para decir. Está aceleradisimo y ni le entiendo pero de igual manera lo escucho.

Hasta que veo a Melania salir de la cocina. Centro mi atención en Ruggero.

Mi cerebro conecta puntos y un suspiro de insatisfacción brota de mis labios. Una parte de mi sabía que esto sucedería.

Al instante me pongo de pie, guardo las cadenitas en el bolsillo de mi chaqueta.

—Hola, Melania. —sonrío, ella corresponde mi gesto.— Perdonen por molestar pero es que acabo de llegar y ya me urgía ver a mi príncipe.

—Yo también quería verte, mami.

Sonrío, tomo su mano y con mi mano libre tomo mi maleta pensando en una excusa para salir de ahí sin hacer nada fuera de lugar.

Ruggero está con Melania, una parte de mí sabía que eso podía suceder. Así que no, no estoy molesta.

Solo me encuentro algo decepcionada de mí por haber tardado tanto en cambiar algunas cosas de mí. Pero, bueno.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora