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No existe alguna fuerza en este mundo capaz de hacer que te olvide. No hay amor que iguale el tuyo.

Karol Sevilla.

—Ya, Liam. Basta. —insisto masajeando mi sien.— Deja de llorar y vete a dormir.

El pequeño solo muerde su labio evitando soltar otro sollozo. Pero sus instintos fallan y comienza a hipar debido al llanto tan intenso.

Suspiro llevando una mano a mi vientre. Dios, duele demasiado.

Y el estar sola con tu hijo llorón de cuatro años no ayuda para nada. Quiero gritarle que se calle pero no sueño usar la agresión física o verbal con mi hijo.

—Liam, por favor. Basta.

—Es que, mami. —solloza sujetando su maleta.— Me quiero ir con papá.

—Por, Dios. —me sujeto de la silla cuando el dolor se hace todavía más intenso.— Tú mismo dijiste que no querías ver a tu papá no sé por qué. ¿Qué te hizo cambiar de decisión ahora?

—Me quiero ir con él. —responde aferrándose a la maleta.— ¡Quiero ver a papá!

—¡Basta! —intento ponerme de pie pero vuelvo a caer sentada gracias a la punzada en mi vientre.— Ruggero no va a venir por ti. Está pasando por un momento realmente difícil, Liam.

—Pero yo quiero...

—Hace solo cuatro días vino por ti y no quisiste irte con él, ahora por favor deja de llorar y pásame el teléfono.

—¡Quiero a papá!

Cabreada tomo las llaves del auto.

Llevaré a Liam para que vea a su padre y entienda que él no está pasando por el mejor momento. De hecho, es absolutamente todo lo contrario.

Hace sólo tres días se despidió de Gael. Y según Leonardo le dijo a mi prima, Cande regresó a Argentina ayer por la noche.

Ruggero no está nada bien, y eso lo supe por Melania que ha estado con él en todo momento. Despedirse de su hijo y de la mujer que ama no le cayó nada bien.

Y los constantes cambios de humor de Liam no están ayudando.

Primero si quiere estar con Ruggero y luego no.

Ya intenté hablar con él, pero esta encerrado en una burbuja en la que todos piensan que yo diseñé para él. Pero, diablos. Ni siquiera yo comprendo qué sucede.

Ya ni conmigo se siente cómodo.

Conduzco hacia el departamento del italiano que ahora nos queda a solo diez minutos de distancia. Liam se baja emocionado. Se aferra a su maleta.

Jadeo sujetándome de la puerta del auto.

Mierda, estos dolores no deberían considerarse normales durante el embarazo.

Liam se adentra al pequeño edificio. Comienza a gritar llamando a Ruggero.

Lo sigo apretando mis dientes.

Una puerta se abre, Melania atraviesa esta y enarco una ceja. Así que Ruggero ahora hasta vive con ella.

—¡Liam! —musita ella saliendo por completo.— ¿Cómo estás?

—Vine a ver a mi papi. ¿Tú vives con mi papi?

—No, claro que no.

—¿Y por qué estás aquí? ¡Quieres estar con mi papi! —la acusa y Melania se ríe.

—De hecho estoy con él.

—¡Tonta!

—Liam, basta. —reprendo en medio de mi dolor.— Pide disculpas.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora