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El que vive de ilusiones, muere de realidades.

Ruggero Pasquarelli.

¿Te gustan estas, mami?

—Si, mi amor. Son preciosas.

—Las voy a recoger para ti.

—Gracias, amor. Te amo. —sonrío viéndolos caminar por el bonito paisaje.

Estábamos en el lago, despejando nuestras mentes de cualquier tontería en la que estuviésemos pensando.

Y ahora mismo, Liam estaba recogiendo flores con ayuda de Karol mientras yo miraba el despejado cielo.

Mentiría si diría que me encuentro cien por ciento bien. Estoy mal, muy mal.

Me disgusta demasiado discutir con mi esposa, no es algo que me guste hacer muy seguido. Y si soy sincero, más que una simple discusión, esta fue una pelea en la que no estoy dispuesto a ceder.

Probablemente para ella no sea nada o no le parezca demasiado lo que está pidiéndome. Pero para mí es mucho más importante que cualquier otra cosa en el mundo.

Son mis hijos, mis pequeñas creaciones. Y es cierto, yo no estuve para Liam pero si para Gael. Pero tampoco es como si hubiese podido decidir.

Lo que le dije a Karol era cierto, si ella lo hubiese dicho el mismo día que yo terminé con ella, las cosas serían diferentes ahora. Nada de esto estuviese sucediendo.

Tampoco le reprocho nada, esto por su mayoría es mi culpa.

—Mira, papá. Encontré una piedrita bonita. —susurra Liam y sonrío mirándolo.— Es para ti.

—Gracias, campeón. Está muy bonita.

Él asiente, me sonríe y corre de nuevo hacia donde su madre que está decidida a encontrar un trébol de cuatro hojas.

Me incorporo en mi lugar soltando un suspiro. No sé si esté bien o no haber venido hasta aqui con Karol.

Pero puedo jurar que me gusta que me escuche, que me aconseje y que esté ahí para mí cuando evidentemente nadie más quiere estar. Es es Karol, y puedo asegurar que aunque muchas personas hablen mal de ella o le hagan la vida un infierno, jamás vas a escucharla a ella hablando mal de alguien o tomando venganza con mano propia.

Puedo asegurar que ambos hemos cambiado, ella es mucho más madura y centrada en sus objetivos. Y aunque aún no olvida todavía su lado infantil y juguetón, es una mujer ahora.

La mejor madre que he visto.

La mejor de todas.

Camino hacia donde ellos están, me siento analizando cada uno de los movimientos de mi hijo. Karol se ríe. Es obvio que a ella también le hizo bien venir hasta aquí.

Y de hecho lo agradezco porque sea de la manera que sea, estamos respetando nuestras respectivas relaciones.

Lo único malo que hemos hecho es dormir juntos, pero cabe recalcar que Liam durmió en el medio sin contar el día que llegamos.

Sabemos que la inocencia de nuestro hijo hará que en cualquier momento todo el mundo se entere que dormimos juntos. Pero estamos listos para enfrentarlo por dos razones.

La primera es que no pretendemos enseñarle a Liam a mentir.

Y la segunda es porque no ha pasado ni pasará nada.

—Su mente está muy despejada, está listo para volver a la escuela. —dice divertida.— Y por cierto, gracias por haberle dado estos días a mi hijo, seguramente está demasiado feliz y jamás podrá olvidarlo.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora