21

820 130 180
                                    

Afortunados aquellos que se quieren mutuamente.

Manuel Rivas.

—Por Dios, deja de llorar. —musita Karol dándole aire con una carpeta.— ¿Qué sucede?

—Nada, no pasó nada.

—Nadie llora por nada. —le recuerdo y ella me lanza un cojín.— Solo di que pasa.

Montserrat niega, sorbe su nariz y centra su vista en el pequeño Liam. Él le sonríe antes de centrarse en su rompecabezas.

De inmediato mi mente comienza a trabajar. No, no creo que sea nada de eso.

—Ven, pequeño.

Liam se pone de pie, camina hacia Montse y ella lo toma en brazos soltando en llanto de nuevo. Me confunde aún más.

Karol suspira rascando su nuca.

Desde hace una hora llegó de su cita con Leonardo, de hecho no tardó más de dos horas a lo mucho. Sólo llegó, se encerró en su habitación y gritó hasta dejarnos sordos hasta que finalmente se calló y Karol vino a pedir explicaciones.

Nadie entiende nada, sobre todo si se trata de la loca que se anda riendo hasta porque el mosquito vuela cerca suyo.

—No entiendo cómo alguien podría no amarte. —susurra acariciando la mejilla del pequeño.— Eres precioso, mi amor. Y muy valiente.

—¿Por qué le dices eso a mi hijo? ¿Qué tiene que ver él?

—Nada. —suspira.— Solo estoy muy sentimental.

—Habla.

Liam se baja de los brazos de Montserrat, vuelve a lo suya y le toma la más mínima importancia a que la pobre esté llorando.

Y de hecho, mi mente ya comienza a comprender por qué.

—Vamos, Montse. Sabes que no puedes mentirme.

—Es que... —niega limpiando sus lágrimas.— No es justo. Primero Ruggero diciéndote que ya no quiere ver al niño, luego que tampoco le dará el apellido porque no se siente seguro... ¿Y ahora Leonardo?

—¿Qué tiene que ver Leonardo con todo?

Toma el aire suficiente, toma un sorbo de agua y vuelve a negar.

—Comenzamos a discutir por la actitud de su hermano, él como siempre estaba defendiendo al estúpido de Ruggero. Pero luego dijo algo que en serio me dolió y lo único que hice fue dar media vuelta y marcharme.

—¿Qué te dijo?

No intentes comparar lo que mi cuñada está pasando con lo que tú prima supuestamente pasó. Ser madre soltera no le da privilegios de nada, y ese niño, bueno, al menos está sano. Mi sobrino no. —cita frustrada.— Quise gritarle que se callara, que lo de Candelaria era un maldito chiste y que el infierno que viviste jamás se compararía con nada. Quise decirle que ese niño como él lo llamaba era también su sobrino, y que había sufrido toda su vida para poder vivir y estar con nosotros. Pero no pude, lo que dijo me dolió tanto que solo pude dar media vuelta e irme. Él no sabe lo que dice, él no sabe lo que se sintió ver como tu luz se apagó tan de repente y ya nunca se encendió. Él no sabe todo lo que tuvimos que hacer para pagar una sola noche de Liam en el hospital. Le basta con victimizar al imbécil de su hermano.

El silencio que se forma en la habitación es sepulcral, Karol solo abraza a su prima y le susurra que lo siente para que pronto ambas se conviertan en un mar de lagrimas.

Liam se pone de pie y se acerca a ellas confundido, le sonrío haciéndole saber que todo está bien.

—Gracias. —susurra Karol.— Sé que esto es difícil para ti porque quieres mucho a Leonardo.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora