46

905 134 177
                                    

Y me terminó gustando más de lo que pensé.

Ruggero Pasquarelli.

—Es mejor que te bajes de ahí, jovencito. —Liam se ríe, salta en el escritorio.— Liam, si el jefe te ve aquí y saltando así, primero despide a tu papá y luego a mí por no bajarte.

—Tengo hambre, me quiero ir ya. —insiste sin dejar de saltar.— ¿Ya nos vamos, papá?

Levanto la mano pidiendo silencio.

Continúo con la llamada.

Le dije a Leonardo que me hiciera el favor de no traer a mi hijo hasta que yo haya salido del trabajo. Y como ven, no lo he hecho todavía.

Tendré que buscar mejores niñeros.

La llamada termina media hora después, estoy agotado. Liam corre subiéndose a mi regazo, juega con todo lo que tiene en frente.

—¿Y ahora tú? ¿Por qué estás tan feliz?

—Apuesto a que es porque acabamos de entrar a diciembre. Y eso solo significa que el ambiente navideño hará de las suyas.

—¡Claro que si!

Ahora lo entiendo.

Ayer en la noche le prometí que hoy iríamos a comprar un árbol de navidad y todo lo necesario para decorar el departamento.

Él por supuesto se emocionó olvidando por un moento estos quince días sin su madre. Quiere que todo para ella se perfecto cuando decida volver.

Desde que se fue no nos hemos comunicado, no se llevó ningún aparato electrónico. Es su retiro espiritual y lo respeto mucho.

Además, creo que este tiempo nos ha servido de mucho a los dos. Sobre todo porque yo he logrado que mi relación con mi hijo sea estrecha y muy bonita.

Creo que finalmente las cosas estaban saliendo bien.

Nos despedimos de Melania, salimos del edificio y vamos directo al auto dispuestos a buscar esos adornos que él tanto quiere.

Damos una vuelta por todo el centro comercial, nos reímos, jugamos. Recuperamos el tiempo que sin saberlo perdimos.

Al final vamos a comer un par de hamburguesas que disfrutamos mucho antes de volver a casa.

Mi plan como toda la familia ya lo sabe, es que Karol y yo tengamos nuestra propia casa para cuando ella vuelva.

No voy a obligarla a vivir ahí conmigo, si ella decide, podemos seguir separados. Solo quiero que ella sepa que un hogar nos esperará el tiempo que le apetezca.

Mientras cenamos, Liam me cuenta de si día. Ya tiene las tareas hechas y está listo para mañana.

Aun así, no todo es felicidad. Desde que devolvió al perro que se robó que por cierto era uno recién nacido, no ha dejado de pedirme una mascota. Debí consultarlo con Karol, pero es que la ansiedad me pudo.

Así que ahora mismo, camino de su mano hacia la habitación en donde uno de sus regalos descansa. Melania vino en la tarde a dejarla así que supongo que todo en mi habitación es un completo desastre.

—¡Papi! ¡Es un perrito! —festeja emocionado.— Hola, chiquito.

—Tendrás uno pero que quede claro que tú sólito te harás cargo. —él asiente.— Y es una niña.

—Oh, hola bonita.

La pequeña cachorra se mueve emocionada y suelta pequeños ladridos que emocionan a Liam.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora