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No sabia lo que quería, hasta que supliqué verte todos los días.

Ruggero Pasquarelli.

—¿Cómo que mi hijo no vino a estudiar, señorita? —pregunto por milésima vez.— Es imposible.

—Le aseguro, señor Pasquarelli. Que Liam no llegó al aula de clases hoy.

—No puede ser posible porque la madre vino con él a dejarlo exactamente a las ocho. —insisto.— Por favor, revise si aún queda un niño dentro de la escuela.

—Lo siento, señor. Pero ya no quedan niños y la escuela cierra en diez minutos. Pero puede llamar a la madre del niño y preguntar las razones.

Maldigo alejándome.

No comprendo por qué Karol no iba a dejar a Liam en la escuela si venían directo aquí.

Ni siquiera contesta las llamas. Bendita suerte.

Sin pensarlo subo al auto y conduzco hacia la clínica sin dejar de llamarla una y otra vez. ¿En dónde mierda se metió?

Es Karol, no pudo haberse ido a ningún lado sin avisarme que Liam estaba con ella. ¿Y si está con Manuel?

No, ella misma dijo que no quería faltar al trabajo.

Pero de todos modos..., nada perdemos intentando.

Me estaciono fuera de la clínica, entro al lugar buscando a su amiga que justamente está es la recepción. Apenas me ve se disculpa con la señora que atinende y corre hacia mi dirección.

—Me dijiste que serían solamente tres días, hoy tampoco vino a trabajar.

—¿Cómo que no vino? —comienzo a preocuparme.— Llegamos ayer y vino lista para trabajar.

—Pues que raro porque Karol no ha pisado la clínica en todo el día.

—Mierda, no vino a trabajar, mi hijo no está en la escuela, ¿qué mierda pasa?

—Bueno, seguramente se fue con Manuel. Hace días no se ven. —simplifica.— Pero llámale en todo caso y me avisas.

Asiento, ella vuelve tras el mostrador y busco el teléfono llamando ahora a Manuel.

No contesta a la primera, tampoco a la segunda y menos a la tercera. Comienzo a desesperarme.

Insisto en que es raro que Karol no me haya avisado que no tenía que ir por Liam. Jamás se le pasaría por alto.

—¿Ruggero?

—Por fin. —suspiro aliviado.— Manuel, necesito que me digas si Karol está contigo.

—¿Karol? Claro que no, se suponía que la última vez que la vi fue el sábado y no he hablado con ella desde ayer. ¿Qué pasa?

—Ni Karol ni Liam aparecen. No están en la clínica, en la escuela del niño, y probablemente no estén en la casa.

—¿Cómo que no?

Su voz cambia a preocupación total. Y antes de que pueda decir algo, me avisa que me verá en casa de Karol antes de colgar.

Maldita sea, esto no me gusta para nada.

Le informo a Adriana que Karol no está con el novio, otra que se preocupa más. ¿Qué se supone que sucede?

—¡Papi!

—Hey, hola mi amor. —por un momento me olvido de Karol y me centro en mi hijo.— ¿Cómo estás?

—Me duele mucho la cabecita, pero estoy bien. Soy un niño muy valiente.

Sonrío, asiento completamente de acuerdo con su comentario y despeino su cabello. Entonces boton que no viene con Candelaria. Está con Cou, y eso solo significa que las cosas serán completamente malas.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora