Si nunca te han dicho cómo tienes que ser, lo que tienes que llevar, cómo tienes que hablar. Si nunca gritaste para ser escuchado, no has vivido en un mundo de mujeres.
—Little Mix.Karol Sevilla.
Me aterra pensar que por el hecho de ser mujer, tienes muchas culpas encima. No es que esté siendo discriminada, pero no puedo negar que me siento vulnerable ahora mismo.
No quise hablar de esto con nadie, pero el que ese tipo me haya estado espiando desde la noche anterior, y que haya estado intentando entrar a mi casa en plena luz del día, me llevó a un punto límite esta mañana.
No sé qué hubiese hecho si no tenía el teléfono de Montse al alcance. Estaba demasiado aterrada como para bajar a buscar el teléfono fijo.
Mi única opción fue Manuel, no conocía a ninguno de los contactos de mi prima. Y afortunadamente, la llamada que había tenido con él ayer ayudó para que encontrase su contacto más rápido.
Tuve tanto miedo.
Me sentí acorralada, y la presión en mi pecho me decía que ya no iba a poder hacer nada por mi bienestar. Me imaginé tantas cosas horribles que afortunadamente no sucedieron.
Estoy bien, sana y salva.
Ahora mismo estoy sentada esperando mi turno para levantar la denuncia. Estoy nerviosa.
Hay dos personas, una mujer de unos treinta y cinco años y un señor de unos cincuenta. Se ve muy intimidante, y prefiero poder hablar con la mujer.
Manuel está a mi lado, su mano sostiene la mía y se lo agradezco. Me siento segura con él. Demasiado.
Y aunque como él mismo lo dijo, no hizo nada de provecho, también le agradezco a Ruggero. Es cierto lo que dijo, me conoce, y sabe que si de mí dependía, no iba a decirle a mi madre lo que pasaba.
Pero es el momento de que lo haga. No puedo seguir callando que ese tipo me acosa, literalmente me acosa y esto ha sobrepasado los límites.
—Pase, por favor. —ay no....
—Te toca. –susurra Manuel pero niego.— ¿Qué pasa?
—Es que es un hombre.
—Traquila, están aquí para ayudarte. No para juzgarte.
Indecisa asiento y camino dentro de la oficina dejando que él me espere afuera.
Me siento frente al señor, éste me sonríe. Entrelaza sus manos sobre la mesa y sugiere que le cuente mi problema.
Muy bien, ¿por dónde empiezo?
—Mi vecino me acosa. —suelto.— Ha sido constantemente, en la madrugada me levanté dos veces a tomar agua, y ahí estaba él, observándome a través de la ventana. Y hace realmente poco, intentó entrar a mi casa, yo estaba sola, forzó una puerta y logró abrirla, pero no se dio cuenta y siguió insistiendo con la puerta principal hasta que mi novio llegó y logró que se fuera.
—¿Y por qué no llamó a la policía?
—Porque cuando sucedió la primera vez llamé a la policía y me dijeron que dejara de usar ropa corta o apretada si tenía vecinos hombres. —respondo indignada.— Porque solamente me juzgaron, se rieron de la situación y no mandaron a nadie.
—Y, ¿qué vestimenta usaba al momento de los hechos?
—¿Es en serio?
—Lo siento, señorita. Pero forma parte del proceso.
Es increíble.
Me cuesta creer que el mundo siga siendo así después de tanto progreso por parte de las mujeres. Se supone que los tiempos han cambiado.

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Love Her
Roman d'amour¿Qué sientes cuando ves al amor de tu vida? Muchas veces me pregunté eso, y para saberlo, debía ver la historia desde tres puntos distintos. Jamás imaginé que uno de ellos dolería tanto. Y no iba a ser el mío precisamente.