Love Her

38

Anhelo el día en el que puedas encontrar a alguien capaz de amarte sin medidas. Tal y como lo hice.

Ruggero Pasquarelli.

—Entiendo como te sientes, creo que te lo dije hace diez minutos pero lo repito. —me río, Melania toma un sorbo de su soda.— Lo siento.

—El término que tuve con Karol fue positivo a pesar de todo. Y eso me hace bien.

—Admito que una parte de mi esperaba lo que tu.

—¿Que se separaran?

Asiente, bajo la mirada a mi bebida. Claro que esperé eso el primer mes. Pero Manuel estaba decidido a demostrarle a Karol que juntos podrían superar cualquier obstáculo.

Y ahí están, más juntos y fuertes que nunca.

Perider a la bebé fue un golpe demasiado duro para ellos. Pero han sabido manejarlo.

De mí no puedo decir mucho, desde que Gael nos dejó y Cande regresó a Argentina con su familia me he sentido muy solo por momentos.

Extrañaba el alboroto de mi hijo, su risa, todo. Simplemente no le hacía bien estar lejos de él.

Aún no me hace bien.

—Agustín nos invitó a una fiesta, ¿te apetece venir?

—Para ser sincero no. —admito mirando el techo.— Pero, ¿irás?

—Si, ahora que mi turno terminó creo que me puedo permitir disfrutar de mi noche del viernes como se debe. ¿Por qué no vienes? ¿No que las cosas con Agustín se habían arreglado ya?

—El día que sepultamos a Gael, hace casi dos meses. —asiento.— Pero no es por eso. Es que, no sé. No me siento de buen humor.

—Me estás obligando a enojarme contigo. Y sabes que no es agradable.

—Cállate, aún me duele.

Ella se ríe poniéndose de pie, se levanta retirando las tarrinas de la mesa.

No recuerdo exactamente qué hice o qué sucedió. Pero hace unos días estábamos comiendo como ahora, y en medio de una discusión, ella me lanzó el control de la televisión.

Le respondí lanzándole lo primeronque tenía a la mano, café caliente. Fue un el error más grande de toda mi vida.

No nos hablamos hasta hoy en la mañana que el enojo se nos pasó a ambos.

—Vamos, seré tan amable de esperar a que te cambies. —musita saliendo de la cocina.— Mientras voy a hacer una llamada.

Asiento rendido, ella me sonríe y ruedo los ojos.

Melania siempre sabe cómo salirse con la suya. Aunque hoy no haya insistido.

La verdad es que la similitud de nuestros sentimientos nos había vuelto muy buenos amigos. Y esa amistad es lo mejor que pudo pasarme en este momento de mi vida.

No tardo mucho alistándome para salir. Cuando bajo, Melania saca su drama y chifla haciendo un escándalo porque por fin me atreví a salir.