Y si pudiese pedir un deseo, sin duda sería jamás despertar de este sueño.
Karol Sevilla.
Me duele la cabeza de tanto jaloneo, mi madre está nerviosa y yo no dejo de repasar mis votos en mi mente. A pesar de todo lo que está pasando por mi cabeza, quiero que este día sea especial.
Va a ser mi única oportunidad después de todo.
Escucho la risa de mi madre, las quejas de mi prima y las órdenes que Clara da al resto de damas de honor.
Me encojo en mi lugar.
—¿Lo prefieres suelto o recogido?
Miro a la chica, le doy una rápida revisión al espejo y suspiro. Realmente ni peinarme quiero.
Pero es mi día especial y debo tenerlo presente todo el día.
—Recogido
Ella asiente y pide ayuda de la chica que me maquilla para comenzar con el peinado.
Me dedico a esperar con la poca paciencia que me queda. Es que quiero matar a todo el maldito mundo.
—¿Melania ya llegó? —Clara vuelve a preguntar y Nath avisa que todavía no.— Ay, no me digan que se va a poner sentimental y no va a venir.
—Lo normal, la persona que ama va a casarse.
—¿Se imagina que haya ido a buscar al ex de Karol para juntos interrumpir la boda como Burro y Shrek?
Mi mirada se centra en Nathalia, ella sonríe y se disculpa por lo que ha dicho.
La verdad era obvia. Todo el mundo sabía ya lo que estaba sucediendo. Sabían perfectamente cómo todo cambió para mí y para Manuel.
Habíamos cancelado la boda, hasta que mi embarazo salió a flote y bueno, tomamos la decisión más cuerda según nosotros.
No me siento como creí que me sentiría en mi día especial. Pero asumo que se trata de mis nervios y no de otra cosa.
El tiempo pasa con velocidad, y tan pronto como comenzaron, terminan conmigo y Clara y las demás siguen.
Me dedico a esperar que sea el momento para vestirme. Mientras, pido un momento a solas y me encierro en mi habitación.
Me siento frente al espejo, me veo muy bien. Pero no me siento así.
Algo me falta, algo muy grande porque la incomodidad en mi pecho no me deja tranquila.
Llevo mis manos a mi vientre. Afortunadamente hoy no hubieron vómitos o cualquier otro síntoma.
Este pequeño o pequeña se ha portado muy bien esta mañana.
Sonrío acariciando mi plano vientre.
—No te has dejado ver para nada considerando que estoy cerca de los tres meses. —musito acariciando mi abultado vientre.— Admito que una parte muy grande de mi esperaba que el resultado sean dos semanas y no dos meses. Quería que seas un Pasquarelli, pero supongo que las cosas pasan por algo.
Mis ojos arden, niego alejando a las lágrimas. No voy a llorar.
No ahora que estoy lista para hacer esto. Sé que el principio de todo será un caos, pero con el tiempo Manuel aprenderá a perdonar y yo a olvidar.
Espero que sí.
—¿Por qué no te mueves, bebé? Desde que me dijeron que estaba embarazada no te he vuelto a sentir.
No dejo de mirarme al espejo, incluso levanto un poco mi blusa para comprobar lo obvio. Ni vientre sigue seco.
No es que se me haga necesario parecer una pelota andante, pero es extraño. Y lamentaba el no haber podido ir con la ginecóloga desde que supe de mi embarazo.

ESTÁS LEYENDO
Love Her
Romance¿Qué sientes cuando ves al amor de tu vida? Muchas veces me pregunté eso, y para saberlo, debía ver la historia desde tres puntos distintos. Jamás imaginé que uno de ellos dolería tanto. Y no iba a ser el mío precisamente.