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Tienes la estúpida manía de acelerar mi ritmo cardíaco.

Karol Sevilla.

—Ya se quedó dormida de nuevo, y realmente no sé lo que vaya a pasar a partir de ahora.

—Yo lo sé, mi amor. Pero lo importante ahora es que la apoyes y que no dejes que le pase nada malo. —musito terminando de aplicarme la máscara de pestañas.— Dile que de todo corazón le deseo que todo pronto esté bien.

—Se lo diré cuando vuelva a despertar. —se ríe.— Hey, espero que todo vaya bien en tu día.

—Yo también. —suspiro.— Admito que tengo miedo de lo que Liam vaya a decirme cuándo llegue.

—Bueno, si no regresó de inmediato a casa fue por algo. —intenta animarme.— Voy saliendo al trabajo, ¿hablamos en la noche?

—Por supuesto. Te quiero.

—Y yo a ti.

Tan rápido como cuelga dejo el teléfono a un lado y termino de arreglarme. No quiero hacer ver que estoy ansiosa por verme bien.

Pero tampoco pretendo hacer ver que para nada me importa mi apariencia.

Así que en cuanto estoy conforme con el resultado, busco mis gafas y aplico algo de perfume. El claxon suena desde abajo.

Tomo una profunda respiración.

Aquí vamos.

Dejo una nota para mamá en la cocina. En esta le aviso que no sé a qué hora vamos a volver, pero que puede llamarme si quiere.

Salgo de la casa guardando las llaves en mi bolsillo. Sonrío viendo a Liam esperar fuera del auto.

—¡Mami!

—Mi vida. —musito agachándome a su altura.— ¿Cómo estás, guapo?

—Muy bien. Me divertí mucho, mamita.

—¿Si? ¿Qué hiciste ayer?

—Papá me llevó con los abuelos. Y ellos fueron muy buenos conmigo. Después fuimos a su casa, y mi amiga Cande me preparó un pastel para mí solito. ¡Y tengo un hermanito!

—¿De verdad?

La emoción con la que mi hijo asiente me hace sonreír. Al menos todo resultó bien al parecer.

Ruggero se baja del auto para saludar. Le sonrío cuando besa mi mejilla.

—Fue perfecto eh. —me río divertida.— Llamó amiga a Candelaria, supongo que es un avance.

—No, me duele decirlo pero tanto ella como mi familia lo hicieron por compromiso. Por lo menos la amistad de Gael es sincera.

—¿Qué pasó?

Él me hace una señal de silencio señalando al niño, asiento caminando detrás de ellos con dirección al auto.

Quiero subirme en la parte de adelante pero noto que Liam tiene una improvisada cama en todo el asiento.

Niego subiéndome adelante con Ruggero. Y cuando él emprende camino hacia no sé dónde, noto como mi pequeño se cubre con la manta.

—¿Te sientes bien? —musito mirándolo y él sonríe.— ¿Qué pasa, mi amor?

—Tengo sueñito.

—Hay que admitir que no durmieron nada. —me dice Ruggero.— Estuvieron hasta casi las cuatro de la mañana jugando.

—¿Tanto?

—Si, es que Gael es muy divertido, mami.

Asiento, miro a Ruggero esperando que me explique lo que sucedió.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora