Roma, capital del Imperio Romano. Palacio del Emperador, 1 de septiembre del año 24 a.C.
El hombre negó con la cabeza cuando la mujer lo miró a los ojos esperando una respuesta.
—Lo lamento, pero la situación sigue siendo la misma —confirmó el doctor.
Julia sintió que perdía otra batalla más, siempre era la misma y la enfrentaba de diferentes formas, pero obtenía el mismo resultado. Los primeros meses solo fue una pequeña molestia, no era demasiado grave porque todavía había tiempo, pero luego comenzó a preocuparse y esa preocupación se convirtió en desesperación y dolor. Ahora sentía lo mismo, sin embargo también comenzaba a invadirla la ira.
No dejó que su dolor se reflejara en su rostro aunque fuera evidente, sino que dio paso a toda la rabia que sentía.
—Es un médico inútil y mediocre —comenzó severa y escupiendo odio—, ni siquiera debería llamarse así. Usted es un insulto en comparación a Asclepíades* —soltó con veneno y toda la intención de herir.
—Señora... —dijo el hombre mientras apretaba los puños incapaz de defenderse ante las palabras de la hija del Emperador.
—¡Eres un inútil! —gritó colérica—. No tienes idea de medicina y me has engañado con cada remedio que me has dado, ¡todos fracasaron! —continuó mientras perdía los nervios cada vez más—. ¡Seguro quisiste matarme! Pero esto no va a quedar así, mi padre se va a enterar.
—Señora, nunca... —expresó con temor.
Todos sabían que el Emperador Augusto adoraba a su única hija y haría cualquier cosa por ella. También era cierto que la joven no había logrado concebir después de un año de matrimonio y teniendo en cuenta que de su linaje saldría el próximo sucesor, la situación era tensa. Pero a pesar de todas las prácticas, hierbas y medicinas que había probado la joven, todo seguía igual. El médico especulaba que podía ser el estrés y la presión a la que estaba sometida o incluso, el problema podría ser del esposo, Marco Claudio Marcelo y no justamente de la joven Julia. Sin embargo, nunca se había atrevido a decir algo así, si no había hijos era culpa de la mujer, y el médico quería seguir conservando su libertad y puesto. No quería ser condenado solo por sugerir que no había hijos debido a problemas que podía llegar a tener el hombre.
—¡Fuera de mi presencia! —exclamó furiosa, el médico se quedó paralizado, necesitaba arreglar esta situación—. ¡Esclavo! ¡Esclavo! —profirió a los gritos.
Un joven desgarbado y pelirrojo hizo acto de presencia ante los gritos de la hija del Emperador, quien lo miró molesta.
—Saca a este hombre de mi habitación y si se resiste, llama a los guardias **.
El esclavo pelirrojo asintió, el médico no intentó alegar y tampoco se resistió, él mismo se encaminó a la salida lo más rápido que pudo. Cuando estuvo sola, Julia explotó. Gritó frustrada intentando liberar toda la rabia que sentía y que la estaba matando por dentro, mientras procedía a tirar contra las paredes cualquier objeto que se encontraba a su paso.
ESTÁS LEYENDO
LA ÚLTIMA CLEOPATRA
Tarihi KurguCleopatra Selene II estaba destinada a gobernar a todo Egipto cuando creciera, pero cuando los Romanos le declararon la guerra e invadieron su reino, todo se redujo a cenizas y a un futuro incierto. ...