Capítulo 1

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DISCLAIMER: 

Esta historia contiene lenguaje violento y obsceno. También escenas fuertes tanto de valencia como de sexo. 

Hay escenas y diálogos inspirados o tomados de las novelas o de otros lugares de la ficción, al igual que otras muchas cosas son de mi invención.

El hilo argumental toma algunas cosas de la novelas, pero la grandísima mayoría no tiene que ver, sobre todo en lo más avanzado de la historia.

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, menos Nadie y su familia, etc, que son originales. También aviso ya de que saldrá el personaje de Eric Northman perteneciente a Charlaine Harris, creadora de True blood. No es un crossover, no obstante.  

Finalmente, sólo me queda agradecer si estás leyendo esto, animarte a seguir y comentar qué te parece. Ojalá te guste.

P.D: Este fue el primer fanfic que escribí en mi vida y me animé a subir. Ahora lo vuelvo a colgar en otra plataforma, tratando de mejorarlo un poco para darle calidad, de la cual carecía en aquellos tiempos ya tan lejanos. 

Una nueva esperanza

Capítulo 1

Otro Crepúsculo frío y tranquilo transcurría ante mis ojos un día más, mientras ordenaba libros descolocados en los estantes.

 Cuando hube acabado, miré con resignación por la ventana deseando que aquel momento fuera eterno. El silencio, la tranquilidad, la seguridad que me daba estar rodeada de todos esos libros llenos de historias que me hacían sumergirme en mundos apartados de mi realidad, la cual no era la que alguien desearía para el resto de su vida.

Volví al mundo real cuando vi entrar a mi compañera, sonriente y veloz, como acostumbraba, debido a las ganas de marcharse.

-Nadine, ¿puedes cerrar tú hoy? es que he quedado y necesito arreglarme. –Dijo eufórica la joven, recogiendo su chaqueta de la silla para enfundarla en su menudo cuerpo.

-Claro, no hay problema, diviértete. -Sonreí de forma amable mientras Jessica me respondía con una amplia sonrisa, y salía corriendo de allí, atusándose la larga melena castaña clara.

Quedaban unos minutos para cerrar la biblioteca, y mi desesperación crecía por momentos al  no tener nada que hacer. Miré el reloj y decidí marcharme a casa, pues alargar lo inevitable era absurdo. Quizás con suerte fuera hoy uno de esos días en los que él no aparecería hasta la mañana siguiente, con ese inconfundible olor a pachuli de prostituta barata. Suspiré y apagué las luces, saliendo de la amplia sala. Cerré  con parsimonia y me dirigí a mi pequeño coche rojo.

Metí las llaves en el contacto, vacilando, en medio de la penumbra nocturna. Suspiré decidida y puse rumbo a casa tras aquel instante de meditación. Se tardaba casi una hora en llegar, y siempre se me pasaba volando.

Con algo de pánico busqué incansablemente el coche de Ray, mi novio... Bueno, si así se le podía llamar. No vi nada, así que suspiré aliviada con un nuevo humor.

 Tras aparcar me dirigí hacia la casa de una única planta, modesta para estar en aquel lugar del pueblo. Todo silencioso, oscuro. Encendí la luz, aterrada, pero mi miedo se disipó cuando comprobé que de veras él no estaba allí, así que me puse cómoda y decidí hacer la cena, suprimiendo los resquicios de miedo que quedaban en mi interior.

Después de terminar y recoger la estrecha cocina de muebles claros, me puse a leer durante varias horas en el salón hasta que el sueño me venció y decidí irme a la cama; tranquila, relajada y animada, ya que la noche se presentaba sin incidentes. Aquellas noches de soledad en el dormitorio durmiendo a pierna suelta me encantaban. 

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora