Epilogo.

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La primera vez en el que sus preciosos ojos miraron la luz, sintió un enorme cosquilleo por todo el cuerpo, seguía sin poder creer que pudiera lograr ver a sus padres, a su mejor amiga y a todo aquello que la rodeaba, lo consideraba un milagro, un...

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La primera vez en el que sus preciosos ojos miraron la luz, sintió un enorme cosquilleo por todo el cuerpo, seguía sin poder creer que pudiera lograr ver a sus padres, a su mejor amiga y a todo aquello que la rodeaba, lo consideraba un milagro, un obsequió que la madre de la persona que más quería le otorgo, jamás terminaría de agradecérselo. La sonrisa radiante que invadía su rostro diariamente parecía nunca apagarse, nadie podía negar los preciosos ojos brillosos que lograban cautivar a cualquiera que la mirara. Volvió a todos esos lugares que frecuentaba, lugares que necesitaba mirar por si misma, la heladería, el parque en dónde iba a sentarse por las tardes, el aula en dónde asistía todos los días a clases, el kiosco abandonado detrás de la escuela, el enorme árbol que fue testigo de todas sus conversaciones con la japonesa, y por último el puente que daba vista a un enorme rio, en donde un recuerdo nostálgico siempre la acompañaría. La vida de Kim Dahyun fue dura, y aún así no cambiaría nada, ni siquiera pediría ver porque gracias a ello, pudo conocer a personas maravillosas que permanecían a su lado. 

10 años después. 

Una fuerte ventisca revolvió su hermoso cabello sedoso, pintaba un hermoso atardecer en el cielo, era su parte favorita del día. Antes de ir a casa, se quedaba sentada afuera de una pequeña tienda de helados, y mientras lo comía observaba al sin número de personas que caminaban por ahí diariamente, se volvió una manía para ella. Habían pasado 10 años desde su operación, muchas cosas cambiaron en su vida después de esa operación muchas cosas cambiaron; todo fue mejorando. Tuvo que empezar de nuevo, sus metas cambiaron, se esforzó todos los días por concluir la escuela, no sabía leer ni escribir, fueron tiempos duros, sin embargo nunca se rindió, tenía a las personas correctas alado apoyándola diariamente. De pequeña nunca se hubiera imaginado que terminaría siendo una maestra de prescolar, pero ese sueño bruto, se volvió una realidad; nunca olvidaría el día de su graduación, fue el día más feliz de su vida.  Al terminar su helado fue directo a casa, miró su celular un par de veces en el caminó para poder ver la hora, eran exactamente las 7:15 de la tarde, el tráfico se volvía un dolor de cabeza a esa hora, el metro y los autobuses siempre venían llenos. Antes de parar un taxi, entro a una pequeña tienda, compro un par de helados y una caja de chocolates. 

Al llegar a casa encendió las luces, se llevo una enorme sorpresa, ahí estaba Sana durmiendo en el sofá de la sala, estudió medicina y se especializo en médico cirujano por esa razón llevaba 2 días sin verla, no quiso hacer ruido así que fue directo a la cocina a dejar las cosas que había comprado. Volvió a la sala para ver a Sana, se veía bastante cansada, tenía unas enormes bolsas de ojeras justo debajo de los ojos, había hecho guardia en el hospital durante 48 horas, odiaba los días de guardia, le quitaban a su preciosa japonesa durante 2 días enteros. 

—¿Da-Dahyun?—Susurro Sana entre sueño. 

Dahyun fue corriendo a su recamara en busca de una manta para cubrir a Sana, iba bajando la temperatura, no quería que se enfermara. La cubrió con ella y aún lado se sentó, recostó su cabeza en su hombro y cerro los ojos, se quedo así durante varios minutos sintiendo solamente la fragancia del rico aroma que desprendía la japonesa. 

Yellow (SaiDa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora