Sana la chica mala ante los ojos de todo el mundo y un rostro angelical en las manos de Dahyun, esa era la chica japonesa, alguien que rompía la regla en todo momento y que lograba hacer cosas impredecibles que resultaba ser todo lo contrarió a lo que se imaginaban, incusó ella misma estaba sorprendida de sus acciones algunas veces pero Dahyun, era una verdad desconocida para si misma muy en el fondo.
Iba sujetando la mano de Dahyun en todo momento, no caminaba rápido para que no tropezara y cayera, la llevaría en el kiosco, para que ningún maestro las encontrará y les pusieran un reporte o hablaran a sus madres por saltarse clases, al menos para Sana. No había nadie, estaba vació con hojas secas por todas partes.
Estaban solas sin nadie a su al rededor, el corazón de Dahyun era un problema ahora, estaba vuelto loco y ni poniéndole un calmante se calmaría. Al detenerse abrazó con fuerza a la japonesa, recostó su rostro en su pecho, estaba perdida y Sana no la encontraría aunque fuera lo que más deseaba.
—No dejes que las personas sepan que te hieren—Sana no la abrazaba solo estaba parada muy quieta—Las personas son estúpidas y eso me incluye a mi también, lo siento.
Dahyun no la soltaba aunque el abrazó no fuera correspondido, poco a poco sus ojos se ponían cristalinos, el recuerdo en dónde venía incluida Tzuyu eran de los peores de su niñez, un pasado en el que lloraba todas las tardes en su habitación deseando no volver y desaparecer. Sus padres creían que era una buena idea que fuera a esa escuela para poder reforzar su autoestima, fue todo lo contrario, lo terminó perdiendo debido a todas esas burlas y bromas tontas que recibía todos los días y la culpable era la taiwanesa de nombre Tzuyu.
—Nunca entenderías lo que es ser intimidado—Dahyun se aferraba más a Sana—Tú eres la que molesta a personas como yo... detesto eso de ti—Mordió sus labios.
Sana quería abrazarla, ella no era alguien que consolara a las personas ni que la consolaran, eral del tipo que se guardaba las cosas para si misma, ahora quería realmente consolar a la chica que tenía enterrada sus uñas en su espalda.
—Entiendo más de lo que piensas—Susurro Sana—Yo también se lo que es sufrir.
El corazón de Sana estaba descontrolado, cerro los ojos y una lágrima derramo por primera vez en mucho tiempo. La última vez que lloro fue en un día muy triste que odiaba recordar, porque sentía culpa, porque nunca se lo perdonaría a si misma y esa fue la razón por la que toda su vida cambió.
—¿Que te paso a ti?—Le preguntó muy curiosa Dahyun quién se separo un poco de Sana.
—Cuando estoy triste me gusta ir a nadar—Sana tomo una de las manos de Dahyun—¿Te gustaría intentarlo?
Dahyun asintió.
La japonesa solo sonrió, caminaban sujetadas de la mano por toda la escuela, sonreían en todo el caminó con la única diferencia que Dahyun agachaba su rostro para que nadie la viera, siempre lograban reconciliarse como si nada hubiera pasado o es que a Sana no le importaban todas las palabras que le dijo esa tarde.
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Yellow (SaiDa)
Novela JuvenilEl amarillo se volvió su color favorito, sin conocerlo y si nunca antes verlo. Era por la chica rubia que lograba hacer latir su corazón con el simple tacto de sus manos tocando los suyos, era un sensación tenebrosa que lograba hacer temblar todo su...