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Desea estar enojada con Dahyun por siempre desconfiar de ella

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Desea estar enojada con Dahyun por siempre desconfiar de ella. Miraba sus nudillos morados de aquel fuerte golpe que le dio a Chaeyoung. Lograba recordar a la perfección, esa expresión de decepción, en como se ocultó en las espaldas de alguien más para que no lograra verlo. Esas palabras ultimas que le dijo, pidiéndole que se fuera.  No podía culparla, realmente no era mentira, solo un poco exagerada. 

Regreso a dónde estaban sus amigas, la esperaban. La que estaba más ansiosa de verla era Momo, llevaba aquello que lograba tranquilizarla. No puso ninguna excusa, entró al baño e inhalo aquel polvo blanco hasta que su nariz sangrara. Llevaba puesto un abrigo blanco que cubría sus manos, se limpió su nariz dejando una enorme mancha de sangre en aquel suéter. Se despidió de sus amigas, estaba atardeciendo y poco a poco el sol iba desapareciendo del cielo. Caminaba sin rumbo por las calles de seúl, no miraba si quiera el caminó si chocaba con personas le daba completamente igual, ni se disculpaba. El celular de su bolsillo vibraba, le estaban llamando, la primera vez lo ignoro y la segunda cortó la llamada de inmediato. 

Caminaba ignorando su al rededor, las personas pasaban alado y los ignoraba, si chocaba con esas personas ni siquiera pedía disculpas. Era como ver a un zombie caminando sin tener un instinto depredador ni esas ganas por comer carne. Y si de comer carne se tratara, solo quisiera la de Kim Dahyun, cuya chica la hipnotizaba con su perfume dulce. Alzo un poco su cabeza, miraba al frente a un punto ciego. Una gota cayó en su nariz, miro al cielo y las nubes estaban cubriendo todo el cielo. No sabía a dónde ir, ir a casa no era una opción. 

Sin meditarlo más, caminó hasta el edificio en dónde Tzuyu vivía. Cada vez que iba quedaba sorprendida de lo grande que era, todo era conocido ahora. Subió por el elevador hasta el piso que le pertenecía a la taiwanesa. Entre más se acercaba a la puerta menos quería habrirla, sentía que al entrar solo era un escombros de mentiras de la cuál no podía escaparse. Tzuyu abrió la puerta rápido, era conscienteEn  de que no tardaría mucho en llegar, normalmente siempre llegaba a esta hora. La observaba debido a su pésimo estado, su cabello totalmente revuelto y su ropa completamente empapada con la lluvia. 

—Se nota que tuviste un mal día—Se bufó Tzuyu del estado en el que se encontraba Sana—Si hubieras llamado, hubiera ido sin problema a buscarte—Se hizo aun lado de la puerta—Pasa y toma un baño. 

Sana entro, el corazón le dolía demasiado que intentaba mantenerse fuerte para no demostrarlo. Esos dolores eran cada vez peores al estresarse demasiado. Quiso sentarse en el sofá primero, descansar y tomar un poco de aire. Solo quería no pensar demasiado.

—¿Paso algo con Dahyun?—Le pregunto con suavidad evitando sonar arrogante al hablar—Tu mano esta muy mal.

La quedo mirando de reojo y luego asintió con la cabeza. 

—Esa chica nunca confiara en ti—Tzuyu se sentó aún lado de Sana—Me contó algo gracioso en la tarde, creía que eras una mujer de la vida alegre—Le contó recordando cada palabra de la menor—Nayeon y yo, lo único que pudimos hacer fue reírnos, ella parecía muy segura de sus palabras—Se levantó del sofá y aun con la ropa empapada de la japonesa se sentó en su regazo rodeando su cuello y pegando sus labios con los de ella—Espero que te des cuenta que esa chica, nunca confiara del todo en ti ¿Cuándo te darás cuenta?

Yellow (SaiDa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora