Proponer.

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♡•°.: → TodoBaku proponiendo algo es tipo...

Shōto se había pasado todo el mes de diciembre preparando aquello que tanto anhelaba, y toda la noche del treinta sin poder dormir, pensando en las millones de posibilidades y escenas que tenía y podía hacer algo día siguiente. 

Estaba nervioso. Más que de costumbre, sus manos temblaban a cada momento, al igual que sus piernas y su labio. Todo su cuerpo no dejaba de temblar, y aquello lo había notado el cenizo. Se despertó luego de sentir a su pequeño ladrar al este también notar el nerviosismo del bicolor.

— ¿Pasa algo, Shō? Tiemblas mucho. — murmuró, dejando de abrazar su peluche y volteándose hacia su chico, quedando frente a frente, y como siempre, la pequeña bola de pelos entre ambos. El nombrado le miró por unos segundos y luego desvió su vista hacia otro lugar.

— No es nada. — respondió simple, cerrando sus ojos e intentando dormirse. Podía sentir que eran casi las tres de la madrugada del treinta y uno. A la mañana debían de levantarse temprano para preparar todo nuevamente, ya que, una vez más, sus familias asistirían a su hogar.

Katsuki suspiró y le dedicó un pequeño y tierno beso, antes de acurrucarse contra él, abrazándole, y escondiendo su rostro en el pecho del menor, durmiéndose casi al instante.

Pasaron las horas, y nuevamente ambos ya estaban en pie, uno ordenando la casa completa y decorando un poco, mientras que el otro se dedicaba a cocinar.

Shōto se alejó un poco y llamó a su pequeño.

— Boomie, ven aquí. — se agachó a la altura del cachorro mientras este asistía a su llamado. Shōto sacó de su bolsillo un pequeño collar de perro naranjo, con un moño del mismo color. Le quitó el que siempre traía, y le colocó ese con algo de paciencia, ya que de vez en cuando mordía suavemente sus manos y las lamía.

— Ya está, ve a molestar a papá. — anunció, dejando al cachorro correr hacia el cenizo, ladrándole, saltando cerca de él, intentando llamar su atención de cualquier forma. Shōto sonrió y se levantó, continuando con su labor de ordenar.

Mientras tanto, Katsuki observó a su bola de pelos con una gran sonrisa.

— Así que Shō te ha cambiado el collar. — dejó de lado lo que estaba haciendo y alzó al animal, cargándolo entre sus brazos. Jugueteó un rato con él, hasta que notó que su chico no había cruzado ni miradas ni palabras con él desde la mañana. Suspiró levemente y luego dejó al pequeño en el suelo nuevamente.

Siguió en lo suyo de cocinar. Almorzarían solos, y luego cenarían más a la tarde junto a sus familias. Era ya una costumbre el cenar todos desde que ambos chicos estaban juntos.

Pasó aproximadamente media hora más, hasta que la comida estaba lista. Katsuki ordenó la mesa, y luego sirvió para ambos, además de dejarle en el plato del pequeño algo de su comida y agua.

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