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♡•°.: → TodoBaku haciendo manualidades es tipo...
La casa por alguna extraña razón ese día estaba más silenciosa de lo normal, y aquello le asustaba al bicolor, quien estaba dibujando en un nuevo cuaderno, en medio del cuarto.
Temía que el cenizo se haya hecho algo, ya que llevaba más de tres horas en la planta inferior y no había hecho ni un sólo ruido en todo ese tiempo.
Cuando pensaba que seguiría de esa manera, se pudo escuchar el sonido de la puerta principal siendo abierta, y luego cerrada. Seguido de aquello un par de maldiciones, ruidos de bolsas y pasos que se dirigían hacia las escaleras.
¿Katsuki había salido? ¿Cuándo?
— ¿Kats? — alzó su voz, llamándole.
— ¿Sí? — respondió el nombrado, entrando al cuarto. Shōto dio un pequeño salto al verle. Había subido las escaleras extremadamente rápido y en silencio.
— Nada. — bajó su mirada hacia su cuaderno, para seguir dibujando. — Ah, sí. — recordó y le volvió a mirar. — ¿Cuándo saliste?
El cenizo le quedó mirando por un largo momento, procesando una respuesta.
— Hace casi cuatro horas. — asintió. Shōto estaba desconcertado. Jamás le escuchó salir y mucho menos escuchó la voz del chico avisándole. — Bueno, no importa. La cosa ahora es... — se acercó a la pequeña mesa y se sentó en el suelo con las bolsas que cargaba en sus manos. Tomó los cuadernos repletos de dibujos del bicolor que estaban esparcidos, abiertos en ciertas páginas, y los fue cerrando uno a uno, para dejarlos a un lado, al igual que los lápices del menor.
— Vamos a hacer manualidades. — anunció el cenizo sacando cosas de una de las bolsas y dejándolas sobre la mesa. Al final del todo, sacó lo último que quedaba, y se lo tendió al menor, este lo tomó y sonrió levemente. Su corazón había comenzado a latir rápidamente.
Era un regalo.
Si bien era algo tan simple como una barra de chocolate blanco con relleno de fresa y una notita, en la cual ponía "Te amo", era algo de verdadero valor para él, ya que Katsuki no daba cosas así muy seguido, y realmente se emocionaba cuando lo hacía.
— Yo también te amo. — respondió al regalo con una sonrisa, conectando miradas. Katsuki estaba algo sonrojado y eso le hacía ver tierno.
— Sí, sí. Cómo sea. — miró los materiales y sonrió levemente.
— ¿Qué quieres hacer? — preguntó el bicolor, dejando su pequeño regalo a un lado y viendo las distintas cosas frente a él.
— No lo sé exactamente. — Shōto ladeó su cabeza. Había globos, papel, pintura, decoraciones y muchas cosas más de ese estilo. Miró el cuarto, ocurriendosele algo rápidamente.
