Piercing.

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♡•°.: → TodoBaku haciéndose un piercing es tipo...

Katsuki había entrado en crisis, la universidad nuevamente le tenía algo estresado y una vez más perdió toda una tarea que debía de entregar al día siguiente. 

Hasta ese punto no quería nada, y ni siquiera la bola de pelos podía quitarle ese enojo que llevaba encima ese día. Además porque Boomie no quería estar ni cerca de él por aquello y sólo se escondía detrás de Shōto.

Este último le miraba desde la esquina del cuarto, nuevamente con su balón entre manos y dándole pequeñas miradas a su novio y luego al cachorro.

Pudo escuchar gruñir al mayor. Subió su mirada a él y le observó removerse en la silla frente al escritorio, con su celular en mano. Su pierna se movía frenéticamente y sabía que aquello era porque estaba nervioso y a la vez con ganas de explotar todo.

Dejó su balón a un lado, tomó al cachorro entre sus brazos, y se levantó del suelo, intentando llegar a la cama sin que el cenizo le notase, pero fue en vano su silencio, ya que el chico se volteó bruscamente, levantándose y sujetando su mano, obligándole a salir del cuarto y bajar hasta la primera planta.

Shōto hasta ese punto ya no entendía absolutamente nada. Cuando el mayor abrió la puerta principal, y vio fuera del hogar un coche negro, supo que el pelirrojo —mejor amigo de su chico— estaba allí. Algo tramaban esos dos.

— ¿Vamos a salir? — fue lo primero en decir el bicolor antes de que Bakugō se diese la vuelta y le sonriera con fiereza. El heterocromático dio un pequeño brinco al notar esto y asintió, volteando hacia el interior de su hogar y buscando el arnés del cachorro. El cenizo caminó fuera del lugar, hacia la calle, siendo recibido por su mejor amigo.

— ¿Estás listo? — preguntó el pelirrojo, abriendo la ventanilla del coche. Katsuki rió ligeramente.

— Para nada. — Eijirō sonrió y asintió, dándole paso al chico para que subiera a la parte trasera del vehículo, esperando al bicolor, quien se había abrigado un poco, al igual que al cachorro. Salió del hogar también, cerrando todo bien, y casi corrió hasta los chicos, subiéndose junto a su novio.

Hecho esto, el pelirrojo encendió nuevamente el motor y empezaron su pequeño y corto viaje.

— ¿Dónde vamos? — preguntó inocentemente el menor de los tres, acomodando al cachorro en su pecho junto a una manta. Katsuki al ver esto, sus revoluciones bajaron un poco, y el enojo tras perder parte de su tarea había casi desaparecido. Realmente parecía que su novio llevase un bebé.

— A Blasty se le ocurrió la grandiosa idea d-... — cuando el nombrado notó que iba a revelar lo que haría, se adelantó a taparle la boca rápidamente.

— Cállate, imbécil. — cuando volvió a su lugar, Shōto le miró algo confundido.

— ¿Vas a hacer algo... porque estás enojado? — preguntó, a lo que Katsuki frunció levemente su ceño —un poco más de lo que ya estaba—, y asintió. — Qué manera de desahogarte.

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