—TodoBaku con algo nuevo es tipo...—
Las semanas pasaban volando, y eso se notaba en el gran progreso que habían tenido tanto Shōto en su carrera, como ambos cachorros al convivir juntos.
Por un lado, el bicolor había comenzado a mejorar mucho en sus dibujos; se había vuelto bueno en lo que le pedían, más de lo que ya era, y eso lo hacía muy feliz, puesto que sus diseños eran completamente aceptados casi al instante y eran escasos los que rechazaban. Y por otro, su nuevo cachorro había comenzado a aprender ciertos trucos que el mayor de ambos perros ya conocía a la perfección; el golden simplemente seguía al pomerania.
— Boomie quieto, Stedy arriba.
Su voz resonó entre las paredes del cuarto, firme pero suave. Ambos cachorros hicieron caso a sus palabras; el blanco se mantuvo sentado y completamente estático —pareciera que ni siquiera respiraba—, mientras que el de pelaje rubio levantaba ambas patas delanteras y las apoyaba en el brazo que su dueño le ofrecía. Shōto sonrió ante esto y les dio un pequeño premio a ambos y una caricia, resaltando un "buenos chicos" con el típico tono que todos tenían frente a su mascota.
De pronto, los pasos e intromisión repentina de su pareja en el cuarto lo hicieron dar un salto, asustado.
— Shōto tenemos que hablar.
Esas simples palabras hicieron acelerar su corazón a la mayor velocidad que este tenía. Se volteó hacia su prometido, quien continuó su camino directamente frente a él mientras se quitaba la chaqueta y se sentaba en el suelo, dándole la espalda al armario. Sus miradas conectaron y no se soltaron por largos segundos.
— ¿Qué pasó...?
La voz del bicolor se notó ligeramente temblorosa; la última vez que había escuchado esa frase venir de su pareja había sido muchos años atrás mientras aún residían en la academia.
Llevaban apenas un par de meses de noviazgo —escondido del resto de estudiantes— y, por alguna razón, este se había filtrado de alguna manera. Las amenazas y comentarios en contra de ello los habían comenzado a agobiar y la mejor opción que había visto Katsuki en ese instante era terminar; al menos era lo que había planeado, puesto que no se llevó del todo a cabo. Pero realmente le aterraban esas palabras y no sabía cómo reaccionar a ellas.
El cenizo se acomodó ligeramente en su lugar y estiró sus manos hacia el menor, tomando las suyas y apretándolas con cariño. Shōto siguió con su mirada heterocromática aquellos movimientos y luego volvió a la rubí, pasando saliva mientras notaba un pequeño nudo en su garganta.
— Te amo mucho... — comenzó, y su corazón corrió mucho más rápido. — Y en serio me gustaría que pudieras tener absolutamente todo lo que desees, porque te lo mereces completamente. Y yo quisiera darte todo aquello, porque ya me conoces como soy...
Una pequeña risa salió de los labios del mayor y luego una mueca. Entonces soltó sus manos son sutileza y siguió hablando.
— Pero también sabes que es algo muy difícil puesto que, por más que tu viejo nos pague prácticamente... todo, no me gusta depender de ello.
— ¿A qué quieres llegar con eso? — cuestionó el bicolor, reposando sus manos solitarias entre sus piernas, apoyando el peso de su cuerpo en estas e inclinándose ligeramente hacia delante. — Si me quieres dejar otra vez porque no sabes otra manera de enfrentar ese tipo de problemas porque apenas tenemos dinero propio, hazlo de una vez y sin tantos rodeos, Bakugō.
El semblante del nombrado cambió completamente de uno ligeramente preocupado y sincero, a uno totalmente confundido.
— ¿Por qué tendría...? No te voy a dejar, estúpido. — soltó un leve gruñido antes de llevar sus manos tras su espalda y sacar una caja bastante grande —la cual no había notado en todo ese rato—, dejándola entre ellos en el suelo. — Iba a decir que últimamente había estado trabajando para conseguir dinero suficiente para esto. Sé que te esfuerzas mucho en tu carrera y esto te la facilitaría bastante ciertas tareas.
El rostro de Shōto se puso ligeramente rojo ante la confesión de su prometido y se sintió apenado por el comentario que había hecho.
Observó la caja frente a él durante largos segundos antes de levantar su mirada hacia el chico frente a él, quien le miraba con atención y cariño. Sonrió y, entonces, tomó la caja entre sus manos y la abrió. Los pequeños animales —que apenas el cenizo había llegado se fueron corriendo a cualquier lugar del cuarto— se acercaron a olfatear el objeto. Era un empaque típico de correspondencia y le parecía curioso, tanto a él como a sus pequeños hijos.
Entonces, una linda imagen con muchos colores llegó a sus ojos y otra caja, esta vez de color blanco, se hizo presente.
— Tadá~. — la voz suave de su pareja le hizo sonreír aún más.
Era una tableta gráfica independiente de su marca favorita, la cual llevaba queriendo durante meses, pero que nunca lo había comentado con Katsuki. Le sorprendía que supiera exactamente cuál era.
— Para que puedas hacer tus diseños donde sea que vayamos.
Shōto no dijo palabra alguna. Dejó la caja a un lado y, con cuidado y fijándose en que no aplastaría a los cachorros, se abalanzó hacia el cenizo, abrazándolo con fuerza.
— Te amo muchísimo.
Soltó en un susurro contra su cuerpo. Entonces, una sonrisa cálida se formó en el rostro de Katsuki, quien le correspondió el abrazo con la misma intensidad.
— Y yo te amo mucho más.
Luego de aquello, el bicolor se dedicó a abrir la blanca caja y revisar su contenido, hablando con energía sobre las millones de cosas que podría hacer de ahora en adelante, mientras que el cenizo se quejaba sobre el tema anterior a la entrega del regalo, cosa que hizo reír suavemente a Shōto y simplemente lo ignoró.
Qué más daba eso.
Su prometido había gastado mucho tiempo preciado de su día durante meses —seguramente descansando mal— única y exclusivamente para hacerlo feliz.
No sé hola.
No me hago cargo por paros cardiacos.
Comenten o no escribo más, hijos de puta.
Btw, ¿quién me da seiscientos dólares para comprarme la magic drawing pad de xppen? 😸
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TodoBaku In...
FanfictionDistintas situaciones en las que se podría encontrar esta pareja.