Confundir.

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♡•°.: → TodoBaku confundiendo una cosa con otra es tipo...

Gran parte de lo que fue la clase A, además de profesores, se encontraban en un salón muy bonito decorado. Los colores azul y rosa se veían por todos lados, destacando más que cualquier cosa. 

— Dios, que nervios. — murmuró cierto rubio. La pareja se volteó hacia el chico, haciendo que este diese un leve salto. — Es decir, no son muchos más años mayores que nosotros. A cualquiera le puede llegar el siguiente.

Katsuki miró al rubio incrédulo. Se cruzó de brazos y alzó una ceja, pensando en aquella vez en que habló con su novio de lo mismo —aunque fuese por error—.

— Mira, cargador andante, somos chicos que tienen novios... — remarcó la última palabra y, antes de que su contrario pudiese siquiera reclamar ante esto, dando excusas tontas y sin sentido, volvió a hablar. — Es imposible que tengamos si no es por decisión propia, como adoptar o por gestación subrogada, tonto.

Ante estas palabras, el rubio pareció calmarse un poco, aunque aún seguía un poco el miedo en su ser y trataba de evitar acercarse mucho a su novio, por lo que se quedó con la pareja. De pronto, la chica rosa llegó a un lado del trío, dando pequeños saltitos de emoción y muy alegre.

— ¿Ya vieron lo bonita que se ve Nejire-san? — cuestionó, a lo que los chicos simplemente respondieron que aún no la habían visto por el lugar. Entonces, ella pasó delante y se detuvo para hablar con ellos. Los ojos de los cuatro brillaron apenas pusieron su mirada en la chica y su abultado vientre.

— Gracias por venir. — una sutil sonrisa se formó en los labios de la mayor. A su vez, cierto cenizo bajó su mirada a su propio abdomen, posando su mano derecha en este. Al voltear a ver a su chico, se encontró con sus orbes heterocromáticas y una sonrisa enternecida. Las mejillas del mayor se coloraron de un tierno rosa, obligándole a mirar nuevamente a la chica mayor. Pronto sintió cómo su mano izquierda era dulcemente sujetada y sus dedos entrelazados.

— Queríamos hacer acto de presencia. — asintió entonces Mina, seguida de Denki. — Perdernos la revelación sería algo muy feo.

La mayor soltó una leve risa, para luego juntar sus manos.

— Entonces preparense porque será pronto. — una vez más, los ojos dorados de la chica se iluminaron ante esto, y asintió.

La tarde se resumió a felicitaciones a la pareja de jóvenes héroes —retirados por el momento—, aplausos y chillidos de emoción por parte de las chicas más energéticas del lugar. Al final de la noche se dieron un par de pequeños recuerdos de un color azul clarito, indicando la clara revelación de lo que iba a ser el pequeño bebé de la chica.

Acabando ya todo, y estando en casa, el mayor se dejó caer sobre la cama, mientras el menor se cambiaba rápidamente. Una vez estuvo listo, tomó la pequeña bolsa de papel que les habían dado y se sentó a un lado del cenizo.

— Mañana vamos por la bola a casa de mis padres, estoy muertísimo. — anunció con voz cansada, Katsuki. Shōto asintió levemente. Abrió la bolsa y sacó lo que había en su interior; una tarjeta de agradecimiento, un pequeño saco con un lacito azul, y lo que parecía ser un chocolate blanco con una forma que no llegó a entender, ya que de inmediato se lo entregó a su novio para que lo viese.

— ¿Chocolate? — cuestionó, quitando con cuidado el lazo que tenía y sacándolo del papel trasparente. Los observó por unos segundos y, no muy decidido —ya que no le gustaban mucho los dulces— le dio una mordida. Luego de procesarlo un par de segundos, lo escupió.

Shōto le miró algo desconcertado.

— Sé que no te gusta, pero no seas exagerado, Kats. — tomó el supuesto dulce, y esta vez comió él, acabando de la misma manera. Lo dejó a un lado, lejos de ambos, y se levantó de la cama, para poder ir al baño. Por si se lo preguntan, sí, acabó expulsando todo lo que había comido en el día.

— Jabón. — escuchó la voz de su novio entrando también a la habitación, para luego escuchar cómo ponían a correr el agua. He de decir que uno era más sensible que el otro ante cosas que le daban asco.

— ¿Quién pone jabón en un recuerdo? — cuestionó el menor, levantándose y yendo a un lado de su novio, limpiándose con agua.

— Es más coherente que un chocolate, Shō. — el nombrado gruñó levemente. — Duran más.

— Si nosotros estamos así, no me imagino cómo han de estar Denki, Eijirō y Mina. — el cenizo se quedó procesando esto, y al final soltó una carcajada al imaginar a sus amigos comiéndose más de la mitad de aquél objeto. Shōto le siguió luego de unos segundos.

El resto de la noche se la pasaron hablando de distintas cosas y quejándose de lo que había pasado hace unos minutos.

Al final el cansancio les ganó, y acabaron durmiendo más apegados de lo normal.

Al final el cansancio les ganó, y acabaron durmiendo más apegados de lo normal

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Dato, el padre del bebé de Nejire es Tamaki -run-.

Arena a mí ahr.

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