♡•°.: → TodoBaku teniendo una multa es tipo...
La pareja salía de una pequeña fiesta organizada por su antigua compañera pelinegra. Eran cerca de las dos de la mañana, y ya debían de volver a casa. ¿La razón? Katsuki.
Se había emborrachado hasta que ya no daba más. Jamás en su vida —o lo que conocía Shōto de ella— había bebido tanto como esa noche.
Conducía de vuelta a casa, cuando les paró la policía. A la hora que se les daba la gana hacerlo.
Pidieron a Shōto que bajara la ventanilla para poder hablar con él. El problema era que se había excedido un poco en la velocidad.
— Lo siento. Tengo a mi novio aquí medio muriéndose y-... — no le dejaron acabar, cuando pidieron que ambos se bajaran. Katsuki, que iba dormidito en el lado del copiloto, gruñó al sentir como tocaban la ventana, despertándole. Frunció su ceño y se quitó el cinturón, intentando abrir la puerta y fallando en el intento, ya que estaba con seguro. Literalmente chocó con la ventana.
Shōto al ver esto, rápidamente se bajó y casi corrió hacia el lado donde su novio se había vuelto a dormir. El bicolor se disculpó ante aquello.
— ¿Sí sabe usted que podemos multar a su acompañante por la posición en la que iba? — el menor asintió, acomodando al cenizo y mirándole con un leve puchero.
— Kats. — le llamó suavemente. El chico reaccionó a su voz de inmediato.
— ¿Qué ocurre, cariño? — las mejillas del menor se coloraron rápidamente. Mordió su labio levemente y se paró bien.
— Ven aquí. — abrió sus brazos. Katsuki le miró y sonrió. Salió a tropezones del coche, para abrazarle. — Este chico es inofensivo de esta manera. Lamento si rompimos alguna regla, necesitábamos llegar pronto a casa.
Uno de los policías iban a hablar, pero Katsuki se les adelantó, tambaleándose.
— ¿Saben? Este bastardo es lo mejor que hay... pero se aprovechará de que estoy borracho en casa y... — hizo una pequeña seña con sus manos, haciendo sonrojar al menor.
— Katsuki calla. Eso es mentira. — gruñó esta vez el bicolor.
— ¿Es mentira? — preguntó extrañado el cenizo, mirándole. Se paró lo más recto que pudo y le sonrió retador.
— Bueno, al caso. Señor, lo siento. Debemos de llegar a casa ya. Katsuki no resiste mucho al alcohol, como puede ver, y puede ser que pronto caiga dormido nuevamente. — y tal como dijo, el cenizo se durmió en los brazos del bicolor en un instante. Shōto suspiró y miró a los mayores frente a él.
— ¿Usted también bebió? — preguntó directamente. El menor tragó saliva, mirando hacia otro lado. Asintió levemente.
— Pero muy poco. Estoy lo suficientemente sobrio como para conducir hasta casa. — el mayor negó y sacó una libretita.
— Le debemos de multar de todas formas. Sea alto o bajo su grado de alcohol. — dicho esto, le entregó el papel al bicolor. Este lo tomó con su mano libre y lo leyó. Hinchó levemente sus mejillas ante lo que había leído y suspiró.
— Déjeme acomodar a mi chico atrás, ¿sí? — una vez le dieron la autorización, sujetó a su pareja entre sus brazos y le dejó en el asiento de atrás, bastante asegurado pero de todas formas bastante cómodo.
Y de esta manera, despertó y comenzó a alegar. Shōto simplemente no podía creerlo. Suspiró y cerró la puerta luego de estar seguro de que el cenizo no se movería de ahí. Volvió con los oficiales y sacó su cartera, sacando un poco de dinero de esta, temdiéndosela a los mayores. En su vida había pagado una multa, no sabía cómo se hacía, por lo que fue directo, como siempre.
Los oficiales supusieron que era un menor de edad.
— Debíamos de habértelo pedido desde el principio, pero necesitamos tu credencial y licencia de conducir. — cuando Shōto escuchó esto, buscó rápidamente estas dentro de su cartera, también, sacándolas rápidamente. Entonces con esto los oficiales se aseguraron de que tuviera la mayoría de edad. Para que tuviera diecinueve años, no se veía realmente como si los tuviera. Ellos suspiraron y le entregaron sus documentos al chico, quien los guardó.
— Bien, puedes irte. La próxima vez será más alta la multa. — el bicolor sonrió levemente y salió casi corriendo hacia su lugar una vez agradeció.
Durante el camino, pudo escuchar los quejidos de su novio por distintos motivos. Desde que le dolía todo, hasta la injusticia de que le cobraran tanto dinero a su novio. Pero bueno, Shōto lo sentía totalmente justo. De tosas formas aquél dinero se lo daba su viejo, así que todo bien.
Una vez llegaron a casa, bajó al cenizo de la misma manera en que le había subido, y así mismo le llevó hasta la cama, donde le quitó la sudadera y la parte de abajo de la ropa, para luego arroparle.
— Nunca más te dejo beber. — dicho esto, hizo lo mismo consigo mismo y se acomodó a un lado del mayor, abrazándole protectoramente.
Hola, no sé cómo se pagan las multas 😎 xd.
Y llevo como media hora escuchando Fallin' JSKSKSKD.
Ya, mierda, a dormir JSKSKSKS.
ESTÁS LEYENDO
TodoBaku In...
FanfictionDistintas situaciones en las que se podría encontrar esta pareja.