Bebés.

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♡•°.: → TodoBaku cuidando bebés es tipo...

Era día viernes, y tocaba descanso de la semana luego de haber estado estudiando mucho.

Aunque no lo pareciera, ambos estaban al menos seis u ocho horas leyendo y escribiendo contenido de sus clases, sin un descanso hasta que era hora de comer. Al menos así unas dos semanas cada seis meses. 

Aquél día se habían pasado de las horas que regularmente usaban, y apenas habían cenado una fruta. 

— Shō, vamos a la cama ya. — se quejó, agarrando la manga de la camiseta del chico, sintiendo cómo este se agachaba para tomar en sus brazos al pequeño de la familia. Eran casi las doce de la noche, y ninguno daba para más.

Pero como siempre, el sonido del timbre resonó en el lugar.

— Yo voy. — anunció el bicolor, entregándole el cachorro a su pareja. Caminó hacia la entrada y abrió con cuidado.

Se encontró con aquella chica albina, la cual era su hermana mayor, acompañada de dos pequeños niños —más bien, bebés— de no más de dos años y medio. Shōto sonrió ante esto, aunque parecía más una mueca al estar medio dormido.

— Buenas noches, Shō. — el nombrado asintió en un saludo. — ¿Podría pedirte un favor? — asintió nuevamente. — Bien, tengo una reunión muy importante mañana por la mañana y no tengo con quién dejarlos. ¿Podrías cuidarlos? Sólo serán un par de horas.

El bicolor observó a la chica y luego a ambos niños, algo inquietos al estar mucho tiempo en el frío de la noche.

— Sí, claro. Adelante. — respondió sin más. No podía negarse a sus pequeños sobrinos. No les veía mucho, pero cuando tenía tiempo, se encargaba de mimarlos a ambos.

— Gracias. — la albina sonrió ante la respuesta del menor. Este, tomó en sus brazos a uno de los pequeños, siendo atentamente observado por su hermana.

— Katsuki debe de estar arriba con Boomie, de seguro le encantarán. ¿Quieres que lo llame o...?

— No te preocupes, con que sepa que está para que te ayude, me basta. — la albina dejó una mochila sobre uno de los sofás, aún cargando al niño restante, el cual segundos después Shōto pidió para él tenerle.

Fuyumi le sonrió una vez más, y le volvió a agradecer.

— Volveré mañana por la tarde. — anunció, para luego despedirse de sus pequeños. — Nos vemos, Shō.

— Que te vaya bien, Fuyumi-neesan. — la chica asintió y salió del hogar. El bicolor cerró cómo pudo y observó a ambos bebés, que estaban bastante tranquilos. — Vamos a que su tío les conozca.

Los pequeños sonrieron levemente, y esto le dio la señal a Shōto para subir a su cuarto.

Aún tenía sueño, pero eso no le impedía mimar un poco a sus sobrinos un viernes por la noche, casi sábado.

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