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¡Capítulo largo, espero que les guste!

Ayudo a preparar algunas cosas y Andrei se predispone a encender el fuego, mientras Nikolai y yo guardamos las cervezas y otras bebidas en la heladera de la galería, para que se mantengan frías.

—¿Cómo sigues? — pone su gran mano en mi hombro y mira mi pecho, donde la piel enrojecida prácticamente volvió a su color normal.

—ya no duele— digo— solo eviten decir que quieren follarme sobre la encimera mientras tenga una taza de café.

El policía se ríe.

—lo tendremos en cuenta— murmura, mientras vuelve a inclinarse para guardar más botellas en la nevera— ¿Vas a quedarte a pasar la noche?

Trago saliva.

—yo... no pensé en eso— miento. Carraspeo e intento recomponerme rápidamente— de todos modos, me gustaría hablar y... aclarar ciertas cosas antes de que pase algo.

—por supuesto— él se pone de pie y extiende su mano en mi dirección para que la tome y haga lo mismo— no podría ser de otro modo.

Su toque quema, al igual que el de Andrei y ambos me producen la misma sensación de calidez que entibia mi cuerpo. Su mano sostiene la mía por más tiempo del necesario y no puedo sacar mis ojos de los suyos color plomo.

—entonces...— me suelto, sin querer que mi cuerpo y mi mente se vean afectadas por ellos desde tan temprano— ¿Hay que hacer algo más?

—no, nada más— dice.

—Nik— Andrei comienza a hablar incluso desde antes de ingresar a la casa— ¿Sabes dónde se metió Skol?

—¿Skol? — pregunto confundida.

—nuestra mascota— aclara el policía.

—oh, ¿Tienen un perro?

Ambos se ríen y el abogado del diablo me responde:

—a veces actúa como uno— dice.

—no lo he visto, hermano, probablemente se escondió cuando Gemma llegó.

—si, es posible.

Yo hago una mueca, sin saber por qué el tal Skol se escondió de mí.

—no tiene nada contra ti— me aclaran— solo es poco sociable.

—oh, bien, de acuerdo— les doy una sonrisa leve y agarro mi cabello para hacer un ñoño en lo alto de mi cabeza.

Ambos me miran y me siento un poco cohibida, pero el timbre suena y dejan de hacerlo.

—yo iré— dice Nik y se aleja para irse por el recibidor.

—¿Sigue doliendo, Gem? — me pregunta el abogado mientras lo veo llevarse las manos a los botones de la camisa de manga corta.

—no, ya no— no debería relamerme los labios como si frente a mí hubiera un manjar irresistible— ¿Qué estás haciendo?

—planeo tomar un poco de sol— dice, terminando de desabrochar su camisa. Lleva unos pantalones cortos, color negro y sus piernas lucen tonificadas. Ni siquiera reparé en eso antes, hasta ahora. Cuando todos los botones están fuera, puedo ver su torso marcado y desnudo por primera vez. Por extraño que parezca, ambos siempre mantuvieron la ropa puesta en las escenas.

Puedo ver un tatuaje cubriendo parte de sus costillas derechas y la curiosidad me obliga a tratar de leerlo. Andrei me da una sonrisa socarrona, pero no dice nada.

—¡Gemma, Andrei! — la voz alegre de Carol me hace salir de mi escrutinio y cuando ella se acerca a abrazarme, sonrío— ¿Cómo estás, barbie?

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora