49

68.5K 6.8K 4.3K
                                    

DESMADRE PARTE II

Nikolai

Desde que Gemma marcó nuestro número, mi cuerpo está sumido en un estado de desesperación y alerta que no puedo controlar. Andrei y yo estamos frenéticos y mientras él hace un montón de llamadas a la policía y los bomberos, yo conduzco como un poseso de regreso al museo.

Ni siquiera puedo creer que ella tuviera la valentía de hacer lo que hizo. Mencionó todo, dio detalles, se salvó. Escuchamos cada palabra que sale de su boca mientras ese hijo de puta la tiene con él.

—las armas me asustan...— la escucho decir. Intento no ser Nik, su compañero, intento pensar en Gemma como una rehén común y corriente para mantenerme frío pero mis emociones se entremezclan— ¿un auto volkswagen? — puedo sentir el temblor en su voz y sin embargo, esa terquedad que tanto la caracteriza le permite ser lo suficientemente valiente para darnos pistas.

—ella estará bien— me dice Andrei, aunque no sé si lo hace para convencerme a mí o a sí mismo— es Gemma, ella estará bien.

Aprieto el acelerador y mis manos alrededor del volante, hasta que mis nudillos se ponen blancos. A dos cuadras del museo, somos capaces de ver cómo una camioneta negra sale a toda velocidad del museo. Detrás de nosotros, hay dos patrullas y un camión de bomberos. Lo sé porque Andrei ha llamado directamente a Bruno, que es el Capitán allí.

¿Por qué estamos en el auto?

Luego, un coche sale. Derrapa hacia la izquierda, sin seguir la camioneta y yo estoy convencido de que Gemma está allí, así que lo sigo.

—Ese hijo de puta... voy a matarlo, esta vez vamos a matarlo en serio— gruñe Andrei.

Lo entiendo, porque me siento del mismo modo.

—está armado, hay que tener cuidado de que no le haga daño a Gemma.

Él asiente y yo acelero, viendo cómo el auto cruza las vías del tren e instantes después, estas bajan. Maldigo en ruso, español y cualquier idioma que conozco, porque el tren se atraviesa frente a nosotros antes de que podamos cruzar y por poco, somos arrollados. La secuencia tarda cuatro minutos y en una persecución eso es un montón de tiempo.

Antes de que el tren termine de salir, acelero, sin importarme el choque contra las vigas que impiden el paso y cruzo, viendo que el auto se ha alejado lo suficiente por la carretera.

La voz de Gemma se escucha desde mi teléfono y un escalofrío me recorre mientras la escucho gritar a ella y al otro hijo de puta, amenazando con matarla si no deja de moverse. En este momento, desearía que ella sea tranquila, asustadiza y se mantuviera con calma, pero sé que la mujer que mi mejor amigo y yo amamos, es de todo menos tranquila.

Una móvil policial y el camión de los bomberos nos siguen de cerca. Las sirenas son molestas y me aturden, pero no me importa, porque estoy más preocupado al ver que el auto se desvía y hace zigzag en la ruta.

¿Qué demonios estás haciendo, conejita?

De pronto, el auto abandona su camino en la ruta y antes de que cualquiera de nosotros pueda imaginarlo, se estrella contra un árbol. Aprieto el freno con fuerza, conteniendo la respiración. ¿Han chocado?

MIerda, mierda, mierda.

Lo demás, ocurre en una nebulosa roja.

Andrei y yo salimos del coche y llegamos hasta allí al mismo tiempo que los bomberos, pero los ignoro. Me acerco al coche, notando con horror que toda la parte delantera del está destrozada y una parte de mí cree que ambos están muertos, porque todo está destrozado, hasta que escucho un gemido femenino y la amenaza por parte de ese hijo de puta antes de que Andrei lo saque a tirones del coche y Gemma grite.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora