Andrei
El entusiasmo de Gemma por llegar a la casa me sorprende bastante, pero no digo nada. Sólo comparto algunas miradas de entendimiento con mi compañero, que luce igual de confundido que yo mientras caminamos por la ciudad y suspiro.
Lo cierto es que desde que salimos del hospital, las cosas han ido como en una montaña rusa. Hay momentos en los que la conejita parece perfectamente bien y luego, así como si nada, entra en un bucle de pánico. Logra salir de eso, pero verla con la mirada perdida y temblando me aterra.
Nunca fui un hombre de muchos temores, pero verla así me aterra en niveles inexplicables.
—¿Cómo te ha ido con la terapia? — le pregunta Nik, mientras aún estamos caminando.
Otra de las secuelas del accidente es que Gemma no quiere subir a ningún tipo de vehículo. Le aterran y es algo entendible, así que ha estado caminando de aquí para allá. No voy a mentir, he llamado a Lianna, porque es la única psicóloga que conozco y Nik y yo hemos hablado con ella. La novia de mi primo dijo que sería algo que ella podría superar poco a poco y que forzarla a subir a un coche sería algo aún más traumatizante.
Tiempo, dijo, denle tiempo.
—me fue bien, creo— responde Gemma a la pregunta de mi amigo, regresandome a la realidad— fue agradable y comprensiva.
—eso es genial— aprieto mi mano en su hombro sin mucha fuerza, porque ha perdido demasiado peso en el hospital y, como está comiendo poco, luce aún más delgada de lo que ya era.
Parece frágil.
—lo es— me da una sonrisa leve— me ha dicho que debería patearles el culo y dejarlos, así que parece una buena terapeuta— bromea.
Nik y yo ponemos los ojos en blanco casi al mismo tiempo y ella se ríe.
—¿Le has hablado sobre tus pinturas?
Ella niega.
—vamos de a poco— murmura.
Lo cierto es que las pinturas de Gemma son perturbadoras. Cuando Nik le propuso pintar sus miedo, no pensé que fuera a aceptar, pero ella lo hizo. Hizo tres pinturas hasta ahora, todas en tonos oscuros y cada vez que las veo, se me retuerce el estómago. La primera de ellas, le causó un ataque de pánico, por la pintura roja.
Es irónico como un color que siempre habíamos asociado a algo positivo y a un juego, es ahora un desencadenante para un trauma.
Seguimos caminando hasta la casa, tomándonos nuestro tiempo. Las piernas de Gemma son mucho más cortas que las nuestras, pero, además de eso, no podemos olvidar que ha tenido una operación, ha perdido mucha sangre y está caminando de aquí para allí. Así que es mejor si tomamos las cosas con calma.
Cuando llegamos, Gemma se pierde rápidamente en la habitación que compartimos y yo miro a Nik.
—¿Está demasiado feliz, no?
—creo que ver a sus sobrinos le hizo bien— me da una sonrisa leve— y además, Naggia está en la cárcel.
Asiento, sabiendo que esto sólo es el comienzo de un proceso judicial para el que debemos prepararnos... y preparar a Gemma. Enfrentarse a todo esto en un juicio es una mierda, pero así es la ley y además, es necesario. Los abogados de Álvaro se han puesto en contacto conmigo, con algunas ofertas de arreglo económico si Gemma decidía retirar las denuncias y hacerlo pasar como un accidente.
Dije que no. Ni siquiera le pregunté a ella, pero sé que hubiera dicho lo mismo. Además, fue mientras estaba inconsciente en el hospital.
Ahora debemos enfrentarnos a un juicio convencional, que seguramente suceda de aquí a tres o cuatros meses y luego, estaremos definitivamente tranquilos. Cuando Álvaro tenga una sentencia firme voy a estar realmente tranquilo.

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Barroco | SEKS #2
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #2 Gemma acaba de salir de una relación complicada y está dispuesta a dejar todo el dolor atrás y seguir adelante, sin involucrarse en serio con nadie más. Nikolai y Andrei no están dispuestos a escuchar protestas cuando ponen sus...