60- maratón final 2/3

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Maratón final 2/3

Cuatro meses después

Faltan sólo dos días para el juicio contra Álvaro y yo estoy casi que trepando por las paredes.

Acabo de salir de la sesión con la doctora Lawrence y me ha ayudado bastante a ordenar cómo debo enfrentarme a una situación que me pone bastante nerviosa, pero, de todos modos, eso no quita la sensación ansiosa y extraña de mi cuerpo.

Nik y Andrei siempre me dan espacio cuando salgo de la consulta con la psicóloga, para que pueda asentar todo en mi cabeza y luego, usualmente me voy con ellos.

Sin embargo, hoy voy a juntarme con Lianna, Kendra e Isla. Hemos tenido una salida hace unas semanas y fue algo de prueba para ver cómo se llevarían Lianna y Kendra, porque Isla y yo ya nos habíamos conocido. Como la psicóloga y mi ex vecina se llevaron de maravilla, hemos quedado en vernos nuevamente.

Camino las cuadras que me separan hasta el edificio donde Lianna y Demian viven y toco el timbre de su piso. Pocos minutos después, ya estoy saliendo del ascensor que da directamente a su piso.

Lianna y Kendra prácticamente saltan sobre mí y durante unos minutos, Lianna y Kendra dicen tonterías.

—He traído Palo Santo, incienso y agua bendita para limpiar nuestras energías y que llegues con tu aura pura al juicio—Kendra me hace sonreír.

—pensé que sería una noche de pizzas y cervezas, no un ritual satánico para entregarle mi alma al diablo— me río.

Isla llega un rato más tarde, alegando que Mateo estuvo haciendo muchas preguntas respecto a sus padres biológicos y que por eso se demoró.

Luego, las cuatro cocinamos las pizzas.

Demian — quien usualmente estaría aquí— se ha quedado en el club con mis rusos, Evan— el novio de Kendra— y Killian, el esposo de Isla. Además, creo que Bruno y Dorian se sumaron a su noche de testosterona.

—Entonces, ¿Ahora es cuando hablamos mal de nuestros hombres?— Isla se lleva una porción a la boca y nos sonríe.

—¿Puedo ir primero?— les sonrío con descaro y ellas asiente— no quiero decir nada negativo, solo que siento que estoy avergonzada de decir que me he enamorado de dos rusos malditos.

—y una aquí sin poder manejar a uno solo — se queja Isla— amén, hermana.

—por los rusos malditos— Lianna choca su botella de cerveza con la mía y yo le sonrío— o los papasitos soviéticos.

Me carcajeo.

—amén, hermana.

La psicóloga me sonríe y bebe un poco de su cerveza.

—¿Sigo yo? —todas asentimos— amo a Demian con toda mi vida y es la primera persona a la que pude decirselo.

Virgen Sumisa, estoy tan feliz por ella.

Le doy un abrazo rápido y por un rato más, seguimos hablando de ellos. Isla y Kendra también hablan de Killian y Evan respectivamente.

—Ahora Mateo quiere saber sobre sus padres biológicos y... ¿Es raro que esté hablando de mis hijos?— Isla Simone hace una mueca.

—¿Por qué sería raro?— le pregunto.

—porque ustedes no tienen... ya saben, hijos.

—Oye, pero que no tengamos hijos no quiere decir que no vayamos a escuchar sobre los tuyos— dice Lianna.

—exacto— acuerda Kendra.

—¿Qué hay de ustedes? ¿Les gustaría ser madre?

—si— dice Kendra lentamente—Evan y yo le hemos hablado y en un futuro, nos gustaría— admite— pero antes tendremos un perro.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora