29

91.1K 7K 2.5K
                                    

Holaaaa ¿Cómo están?

He huido de las preguntas de mi sobrino ofreciéndole helado. No estoy del todo segura de que me corresponda explicarle por qué su tía se besa con más de un hombre y es algo que debo hablar con mi hermana y mi cuñado antes de sentarme con los niños y explicarles un poco lo qie es el poliamor porque... básicamente eso es, dejando de lado la dinámica bdsm.

Para cuando la mañana llega, yo he dormido muy poco, enroscada en el sofá y estoy deseando meterme en una cama, para no salir de ella por unas cuantas horas. Sin embargo, me ocupo de que mis sobrinos se bañen — y debo quedarme dentro del baño con ellos, porque aún son muy pequeños para hacerlo completamente solos— así que, luego de eso, les preparo el desayuno y los llevo al colegio. Me compro un café de camino al museo, porque realmente necesito cafeína para poder despertarme y me tomo un momento para responder los mensajes de mi hermana y del dúo.

No puedo evitar que una sonrisa tonta llene mis labios, porque es lindo sentirse acompañada en una situación estreante.

Para cua do llego al museo, estoy rezando para que nada esté fuera de lugar e incluso pienso en lo poco que me molestará ver a mi jefe, pero para cuando entro, soy prácticamente atacada por la responsable de la Secretaria General —que es, básicamente, mi jefa y la de Álvaro—, que me dice que mi jefe está enfermo y que, siendo yo la que más años lleva en el trabajo, debo suplirlo.

—solo necesito que te ocupes de algunas llamadas, recibir algunas obras... —me dice—Alvaro me ha llamado hace una hora para decirme que tiene gripe.

Ni siquiera me molesto en argumentar, solo asiento y digo que sí. Mi día termina cambiando por completo y la cabeza comienza a pincharme. No sólo me ocupo de mi trabajo, sino que además, me mantengo en contacto con mi hermana para saber sobre David. Cuando me dice que han regresado a la casa, parte de los problemas desaparecen de mi cabeza pero no me relajo mucho cuando debo llamar al menos cinco veces a mi jefe, porque no encuentro papeles y números móviles a los que debo contactar.

Me sorprende escuchar su voz compungida, como si realmente estuviera enfermo y su buena predisposición a ayudarme. Incluso me agradece por cubrirlo y yo solo le digo que es mi trabajo. No quiero que él piense que le estoy haciendo un favor personal.

Salgo del trabajo dos horas más tarde de lo usual y cancelo los planes con Andrei y Nikolai, alegando que estoy completamente cansada y que realmente necesito llegar a mi hogar y dormir.

—no hay problema, amor— me responde Andrei cuando se lo digo. Su voz también suena ligeramente cansada—¿Qué tal ha ido tu día?

Estoy contándoles sobre ello mientras abro la puerta de mi edificio.

—¿Eso no es genial?—pregunta el policía — pensé que te gustaba.

—me encanta— admito— pero me hubiera gustado un poco más de tiempo para saber que tendría esa responsabilidad hoy— murmuro— ¿Qué hay de ustedes? ¿Patearon muchos culos criminales hoy?— les pregunto, sabiendo que el teléfono de Andrei está en altavoz y ambos me escuchan.

Abro la puerta del ascensor mientras los escucho contarme y realmente me agrada que nuestras conversaciones puedan ser un ida y vuelta.

—así que debemos esperar a que se debata la sentencia— me dice el abogado, minutos después, cuando yo ya estoy dentro de mi hogar. Me quito los zapatos y pongo el teléfono en altavoz para poder quitarme el sostén con ambas manos— ¿Qué ha sido ese ruido?

—me estaba quitando el sostén— aclaro, con una leve sonrisa que ellos no pueden ver.

—no puedes decir algo como eso y esperar que nos quedemos sentados aquí— dice el policía.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora