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Para las lectoras de Sinestesia: recuerden que Barroco todavía está "atrás" en el tiempo. Lo digo más que nada por los últimos capítulos de la última historia.

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El almuerzo con el dúo no es tan malo y me relajo un poco al ver lo arrepentidos que se muestran. Mi parte sumisa quiere perdonar y hacer borrón y cuenta nueva, pero mi faceta perra quiere hacer que supliquen.

Un poquito.

¿Eso no está mal, verdad?

Me dieron un susto de muerte y fue una situación innecesaria e incómoda.

Además de dejarme frustrada.

No dormí en casi toda la noche y cuando lo logré, desperté con la sensación de manos sobre mi cuerpo, pero no era un toque agradable.

Sé que cometieron un error bastante grande, pero confío en ellos. Entiendo su error, pero también sé que son doms experimentados y... humanos. ¿Quién no ha metido la pata en ocasiones?

Es solo que... perdonarlos rápido, tan rápido se siente como ceder y darles vía libre a más errores en el futuro. Mi parte diva quiere hacerlos rogar un poquito.

Supongo que Gemma Diva lleva la delantera hoy, porque planeo hacer exactamente eso.

—entonces...— carraspeo moviendo los spaghetti en mi plato. No digo nada, porque en realidad no quiero decir nada. Solo quiero que ellos lo hagan.

Nunca he sido buen empezando conversaciones.

—uh, averigué el contacto de un especialista para que arregle el vidrio de tu habitación— me dice Andrei.

—ya me he ocupado de eso— señalo, porque es verdad— lo arreglaron por la mañana.

Entonces, me da una sonrisa vaga, aunque las líneas de tensión no abandonan sus ojos.

—¿Qué hay de tu vibrador?

Me encojo de hombros.

—sobrevivirá.

—¿Por qué demonios hiciste eso, de todos modos?

—necesitaba descargar el enojo— trago saliva— y honestamente, es mejor que el golpe se lo haya llevado la ventana y no ustedes— mascullo.

—Gemma, realmente lo sentimos— Nikolai me observa, luciendo completamente desdichado.

—si, no dudo de que lo hagan— carraspeo— pero de todos modos eso no quita que haya sido un momento de mierda.

—lo sé— él hace una mueca.

Andrei, siendo el abogado conciliador que es, pone una sonrisa tensa en sus labios y me mira.

—¿No vas a terminar tu comida, nena?

—uhm, no. Ya terminé— murmuro, alejando un poco el plato— ¿Skol está suelto?

—está en el terrario— dice Nikolai.

—entonces pasaré un minuto al baño— digo y sin esperar a que digan algo, me escapo por el pasillo en donde está el terrario... y el baño.

Me mojo un poco el rostro, la nuca y respiro profundamente luego de hacer pis. Para cuando regreso, después de darme un poco de coraje a mí misma frente al espejo, ellos están hablando.

—¿Hablan siempre en ruso cuando están solos? — pregunto, sentandome nuevamente en mi lugar.

—a veces— responde Andrei— de algún modo creo que nos mantiene conectados al otro lugar que consideramos nuestra casa.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora