3.

112K 9.1K 4.7K
                                    

CAPITULO TRES

Abigail y Brandon me ayudan a bajar todas las cosas y me entretengo mirando cómo llevan los libros, mientras mi hermana, David y yo bajamos las demás cosas.

—Pondremos el colchón en la sala de estar mientras estás aquí— determina David y antes de que pueda decirle que no es necesario desacomodar toda su casa por mi ruptura, me mira con enfado—. He visto que no puedes girar el cuello, Gemma, no discutas.

Quiero reírme por el tono inflexible de mi cuñado y acepto, porque en realidad, es cierto. Dormir en un sofá una noche no afecta mucho tu vida, pero hacerlo por varios días, te destroza el cuello, especialmente cuando tienes la costumbre de dormir en una cama espaciosa.

—De todos modos no te preocupes por hoy, probablemente no... no venga— les aclaro a ambos.

Mi hermana sabe poco sobre mi vida sexual, aunque nunca se lo he ocultado. Si ella pregunta, le respondo, porque creo que es mejor que sepa la verdad a que se cree ideas erróneas.

—¿Irás a...?

Sonrío cuando mi hermana ni siquiera es capaz de decir Seks. De todos modos, la adoro. La mujer es de las personas más vainillas que conozco y aún así, nunca se ha puesto crítica con mi estilo de vida. Hay un montón de cosas que no entiende y hemos tenido algunas charlas al respeto, pero jamás soltó un comentario negativo en mi dirección, por haber tenido a Dante e Iván como parejas o por ir a un club fetichista.

—Sip, iré a Seks— le digo—. No te cobran por decir el nombre, ¿Lo sabes?

Sus mejillas se ponen rojas y yo me río.

—Bien, pero, ¿En dónde vas a pasar la noche? — me pregunta.

—Ese tono tienes que guardarlo para cuando Brandon y Aby sean adolescentes, Jessica— le digo con diversión—. Pasaré la noche aquí, pero vendré de madrugada.

—¿Quién te traerá?

—Jess, tengo veinticuatro años y no eres mi madre— le sonrío—. Aprecio muchísimo que te preocupes, pero me las apañaré sola y no vendré con nadie que suponga un peligro— aclaro, solo por si acaso—, puede que me tome un Uber.

—¿Ellos van a estar?

Sé que se refiere a Dante e Iván pero mi cabeza vuela hacia los defensores de la ley, porque ese es el apodo con el que empecé a llamar a Nikolai y Andrei en mi cabeza.

—No, Iván dijo que no irían por un tiempo—le respondo—. De todos modos, si ellos van, no pasaría nada.

—Entiendo...

No, no lo hace, pero me da una mueca empática y no me acribilla a preguntas como si fuera un interrogatorio.

—¿Quieres ayudarme a escoger la ropa como cuando éramos niñas? — le pregunto.

Jessica se ríe y asiente.

—¿También puedo maquillarte?

—No tientes a tu suerte.

Cerca de las diez de la noche, terminamos de cenar y Jess me ayuda con un maquillaje sencillo. La temática de hoy es el negro y me he puesto una falda de látex negra y un top del mismo color y material, con corte recto y un cierre plateado entre la tetas, para poder abrirlo. Unas botas bajas acompañan el atuendo y mi hermana me ha hecho algunas ondas en mi cabello mayoritariamente lacio.

—Pareces una Barbie pervertida— me dice, mirando nuestros reflejos en el espejo. Ambas hemos sacado los ojos azules de nuestro padre y el cabello rubio de mamá, aunque el de Jessie es un poco más oscuro. Ambas hemos sido llamadas Barbie desde... siempre. El hecho de ser rubias, de ojos azules, automáticamente nos convirtió en una versión humana de la muñeca más estúpida que he visto en mi vida.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora