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Luego de que una psicóloga me visite y charlemos por unos minutos, puedo irme a casa. Debo verla una vez más e intentar comenzar con un tratamiento para sobrellevar lo que pasó. No me niego. Sé que necesito ayuda y, aunque ya he ido a terapia algunas veces sin mucho éxito, voy a darle una oportunidad a la mujer.

—ya he cubierto tus heridas y estás lista para irte— Zaira me da una sonrisa cálida antes de dejarme sola.

La idea de irme del hospital me entusiasma a más no poder.

Mi hermana se encarga de darme un bolso con ropa y yo me visto en la habitación, sola. No me acerco al baño, aún negada a ver mi reflejo.

Es algo que enfrentaré en algún momento, pero no estoy lista.

Lo último que me pongo es una camiseta. No puedo usar sostén aún, porque la herida está cerca de donde llegaría el elástico y el médico dijo que era mejor no forzarlo. Así que, una vez que estoy completamente vestida, acomodo mi cabello para que se tape lo más que se pueda las suturas de la cabeza y luego, suspiro.

Tal vez no siga en el hospital y es algo por lo que estoy muy feliz, pero debo seguir limpiando las heridas y cuidando que no se infecten.

—Hermanita, ¿Ya estás lista?— Jessie ingresa a la habitación y me sonríe—¿Qué se siente llevar algo de ropa luego de tantos días con un camisón?

Le sonrío.

—nunca pensé que extrañaría tanto los pantalones— confieso.

—pues... ya he firmado tu egreso y podemos irnos—me dice— cuando quieras podemos salir de aquí— Asiento, sintiéndome bastante feliz por la idea— no es por presionarte o algo, pero... ¿Sabes en dónde vas a quedarte?

—¿A qué te refieres?

—hablo de si te quedarás con los rusos o vendrás a casa conmigo— murmura— Abby y Brandon pueden dormir en una habitación y tú quedarte en otra.

—muchas gracias, Jessie, pero creo que es mejor mantenerme lejos de Abby y Brandon hasta que esté mejor— le respondo, sintiendo un nudo en mi garganta— realmente no quiero que me vean así.

—a ellos no le importa, Gem— me dice, acercándose hasta presionar su mano en mi hombro— te prometo que Abby y Brandon lo entienden perfectamente.

Asiento y le prometo que lo intentaré.

—creo que ya podemos irnos— digo. Cierro el bolso que mi hermana me dio y ella agarra mi mano antes de abrir la puerta y salir de la habitación donde estuve, al parecer, dos semanas.

Fuera de ella, están, como es de esperarse, los rusos. También Demian y Lianna están sentados en unas de las sillas plásticas.

Andrei y Nikolai me dan una sonrisa leve antes de acercarse.

—¿Ya nos vamos, nena? — Nik me agarra las mejillas y me planta un beso que me descoloca. Creo que es la primera vez que uno de ellos me besa desde que estoy en el hospital.

Asiento, incapaz de pronunciar palabra.

—Hola, rubia— detrás de ellos, Lianna alza la mano tímidamente en mi dirección y le sonrío. No sé en qué momento exacto ella y yo nos volvimos unidas pero realmente es agradable tener su apoyo.

—Barbie— Demian me da un asentimiento leve y una sonrisa del mismo modo.

—¿Acaso todos vinieron a escoltarme como si fuera una fugitiva?— bromeo, abrazándome a mí misma.

—es que sabemos de tus tendencias, conejita— Andrei me da una mirada divertida—¿Vamos a casa, amor?

Algo revuelve mis entrañas de un modo agradable y desagradable. Quisiera poder explicarlo, pero es algo que no tengo claro. Saber que puedo regresar a la casa me alegra muchísimo, pero saber que voy a tener que enfrentarme a lo que pasó.

Barroco | SEKS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora