El pelo completamente enredado, la ropa descolocada, las piernas temblando y los nervios en el estómago. Así era como estaba yo en aquel momento. Era la primera vez en mi vida que montaba en una moto, y digamos que a Mikel no le importaban demasiado los límites de velocidad. El paseo me había obligado a olvidarme de los amigos a los que había dejado atrás por dos preocupaciones mayores: uno, mi vida en riesgo; dos, mi padre, esperándome en casa, y posiblemente también a punto de matarme.
- ¿No son preciosas las vistas? -decía Mikel, tan tranquilo, mientras observaba desde el mirador la ciudad, que se alzaba a nuestros pies.
- Si bonitas son, pero... ¿No había otro momento?
- Te prometí que te llevaría a sitios increibles, ¿no? -yo le miré en silencio un momento, tratando de no sonreir - No puedo dejar que te arrepientas mientras dure la garantía.
No pude evitarlo y me eché a reir. Él me acompañó, y ambos formamos un coro de risas que duró durante un buen rato. Hasta que me obligué a volver a mis cabales.
- En serio, no era un buen momento -comenté.
- ¿Por qué?
- No les había dicho nada aún, y quería que se enteraran por mí.
Ambos mantuvimos silencio mientras contemplábamos la ciudad. Mikel comenzó a removense incómodo en el sitio. Seguramente sería la primera vez que tenía que mantener una relación relativamente en secreto, y no debía saber muy bien cómo hacerlo. Para él, después de todo, estar en una relación era algo normal. Y todas las chicas con las que salía estaban encantadas de fardar de su nuevo novio.
- ¿Era por él? -preguntó de pronto.
Lo miré con los ojos abiertos como platos y las cejas alzadas.
- ¿A qué te refieres?
- Al nuevo.
- Zack -le corregí.
Él asintió con la cabeza y me miró. Y en esa mirada, no vi nada. Ni celos, ni diversión, ni nada. Era una mirada vacía.
- No -contesté, y por algún motivo, sentí que no era del todo sincera -. Sobre todo era por Jade. Ya sabes, por lo vuestro...
- Aquello no fue nada -dijo.
Yo no contesté. Escuchar aquellas palabras había sido como recibir una bofetada. Jade lo había pasado realmente mal, y para ella sí que había sido algo. Escuchar cómo la persona que entonces era mi novio hablaba de ello dolía. Aunque no por pensar en él con otra chica, sino por pensar en cómo se sentiría Jade si lo escuchara.
- La verdad es que tengo que decirte algo -dijo de pronto. Se volvió hacia mí - Quiero que me enseñes a tener una relación.
- Creo que no has escogido a la persona indicada para eso -le contesté con una sonrisa -. Yo no sé nada sobre relaciones.
- Vi -susurró, mientras me cogía las manos - quiero tener una relación seria contigo. De verdad que lo quiero.
Le miré a los ojos, aunque él tenía los suyos puestos en nuestras manos, entonces unidas. Mikel era sincero, y lo sabía. En ese momento me dí cuenta. No éramos dos chicos enamorados el uno del otro hasta las trancas, tratando de mantener una relación. Éramos dos chicos que se atraían mutuamente tratando de aprender sobre el amor.
- Lo primero -dije mientras le dedicaba una de mis mejores sonrisas de ánimo - es aprender el uno del otro.
- Supongo que sí -contestó él, sonriendo -. He traido sandwitches, si te apetece.
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El club de los corazones rotos
RomanceVioletta es una chica normal e introvertida cuyo mundo gira al rededor del sus amigos Joe, Jade y el recién llegado Zack. Como todas las chicas a su edad, está coladita por el chico guapo del instituto. Pero entonces, entre todos los problemas que c...