- 8 de Julio de 2014 -
¿Sabéis esas escenas incómodas de las películas en las que el padre de la protagonista está sentado en un sillón, de brazos cruzados, observando a la joven pareja, que solo puede permitirse moverse nerviosos en sus respectivos asientos ante el silencio del hombre? Pues así podía ser definida aquella misma escena, con Joe en el rol paternal. Andy no despegaba la mirada del suelo mientras jugueteaba nerviosa con el borde de la camiseta.
- Bueno -comenzó a decir Joe tras un larguísimo rato en silencio, alargando la "o" -, así que esta es Andrea.
- Andy -se apresuró ella a decir.
- Me alegro de conocerte -dijo él con alegría -. He oído muchas cosas sobre ti -sonrió ampliamente, y sabía que esa sonrisa era cine por cien auténtica.
- ¿Sí? -preguntó Andy, mirándome con disimulo y las mejillas encendidas.
- Bueno, tampoco...
- No seas tímido, Zack. TODOS hemos oído cosas de Andy -hizo énfasis en el "todos".
Mierda. Sabía que haberle ocultado lo de Andy me iba a pasar factura, pero estaba haciendo esto solo por torturarme. En el fondo, podía ver en los ojos de Joe que estaba a un paso de echarse a llorar y abrazar a la muchacha, gritándole cuánto la había echado de menos. Sin embargo, se limitó a contarle ese tipo de cosas que cuanta un padre a tu novia cuando quiere dejarte en evidencia. De haber podido, le habría sacado fotos mías en pañales, seguro. Maldito traidor... Pero, en el fondo, me alegraba de verlos a ambos así, charlando tranquilamente, como si los dos últimos años no hubieran pasado.
- Bueno, afrontemos la situación -dijo Joe de pronto -. Os he pillado en una situación incómoda -noté como los colores se nos subían tanto a mí como a Andy, pero ninguno dijimos nada -. Pero no pasa nada, ¿eh? Somos mayorcitos, ¿no? -sonrió.
Andy, inocente de ella, asintió. Pero yo sabía que la cosa no iba a quedar ahí. Veía en los ojos de mi hermano sus intenciones, y no me gustaban. Después de lo que estaba por venir, dudaba mucho que Andy quisiera volver a pisar el apartamento en lo que le quedaba de vida...
- Solo os pido que tengáis precaución, ¿vale?
Ahí estaba, la forma definitiva de espantar a Andy. Ella abrió los ojos de par en par, sobresaltada. Su cara se había teñido de un color rojo tan intenso que bien podría haber sido confundida con una señal de tráfico. Clavé los ojos en los de Joe, intentando comunicarme telepáticamente con él, pero no funcionaba.
- ¿Necesitáis condones? -dijo, rebuscando en un bolsillo - Creo que tengo un par por aquí...
- ¡Oh, no, no! -exclamó ella, angustiada, negando frenéticamente con la cabeza - No necesitamos condones.
- Oh, cariño, claro que si. Que por mucho amor y eso, un calentón de una noche no merece un niño de por vida, ¿no?
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El club de los corazones rotos
RomanceVioletta es una chica normal e introvertida cuyo mundo gira al rededor del sus amigos Joe, Jade y el recién llegado Zack. Como todas las chicas a su edad, está coladita por el chico guapo del instituto. Pero entonces, entre todos los problemas que c...