Cuando Andy conoció a Violetta

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- 8 de Julio de 2014 -


- ¡Zack! -exclamó la voz de Joe, solo precedida por el sonido de la puerta.


Levanté la cabeza con pereza del sofá para observar a mi amigo, cruzado de brazos justo en frente mio. Sabía lo que tocaba. Tras levantarme, Joe desplegó sobre la mesa el kit de "toca charla de chicos", que básicamente consistía en un par de latas, patatas y todas esas porquerías que le encantaba zampar. Cada uno ocupó un extremo del sofá, mirándonos cara a cara. Entonces, Joe extendió su lata hacia mí, sosteniéndola en alto.


- ¿Juras decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad? -preguntó.


- Lo juro -asentí, haciendo chocar nuestras latas.


- Entonces empieza a cascar. ¿Por qué no me dijiste que habías conocido a Andy?


Yo suspiré, tomando un sorbo de... espera, ¿esto era cerveza? Hice una mueca de asco al descubrir el amargo sabor bajando por mi garganta.


- Tío, ¿desde cuando bebo yo cerveza?


- Desde que había descuento en el super. Y no evadas mis preguntas.


- Ya sabes por qué no te lo conté. No quería que tuvieras esperanzas hasta no estar seguro...


- No me refiero a eso. Quiero decir que por qué no me dijiste que habías conocido a una chica que te gustaba.


Casi me atraganto al escuchar eso.


- ¿Y cómo querías que te lo dijera? "Oye Joe, he conocido a una chica bastante misteriosa que me hace tilín. ¿Y sabes lo mejor? Es igualita a esa otra chica de la que estaba enamorado y que desapareció el día que asesinaron a sus padres."


- Podías simplemente haberme dicho "hay una chica que me gusta".


- Y tú habrías querido indagar más -añadí, riendo.


- Y yo podría haberte echado una mano. ¿Crees que no noto cuando estás deprimido, o dándole vueltas al coco, o preocupado? Quiero que te apoyes en mí, como antes.


Di otro largo trago a la cerveza, no por gusto, sino por aclararme la garganta y deshacer el nudo de sentimientos que me había estado tragando durante más de dos años. Jade me había ayudado mucho, y Joe no se había quedado atrás. Pero, aún así, había cosas que no podía sacar. No había dejado de repetirme a mí mismo una y otra vez qué habría pasado si, en lugar de mandarle un triste mensaje, hubiera podido llegar unos minutos antes. Quizás estaría muerto, quizás no. Pero, al menos, habría visto una última vez a Violetta. Y para colmo, había comenzado a sentir cosas por Andy; por ella y no por la muchacha que se parecía a Violetta. Me sentía como un traidor, como la peor persona del mundo. Quizás realmente debería de habérselo contado a alguien antes, haber hablado de mis sentimientos con Joe, o con Jade, o con un completo desconocido que no tuviera ni idea de qué estaba pasando, como Charlie. Pero no lo hice. Porque, en el fondo, sabía que el peso de esos sentimientos debía cargarlo solo yo.

El club de los corazones rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora