Zack estaba sobre Mikel a horcajadas, desplazando todo el peso de su cuerpo hacia el puño, que impactaba una y otra vez contra su víctima. Tenía los nudillos enrojecidos y manchados de sangre. La sangre de Mikel. Estaba gritando algo, pero yo no podía escucharle. El mundo había enmudecido para mí. Con unas piernas temblorosas y débiles comencé a correr hacia ellos. Sin pararme a pensar en qué debía hacer, me abalancé sobre Zack. Ambos caimos a un lado de Mikel, nuestros cuerpos enredados en un revoltijo de extremidades.
Mi corazón latía tan rápido que pensé que me daría un infarto ahí mismo, pero, para mí, todo pasaba a cámara lenta. Zack levantó la mirada para encontrarse con mis ojos. Podía ver la locura arremolinarse en sus pupilas. Sus mejillas estaban encendidas con un tono rojo febríl. una de ellas además hinchada y con un incipiente moratón apareciendo en ella. Un corte en su labio le había manchado de sangre. Parecía confuso de verme allí. Confuso y asustado. Por un momento, creí poder escuchar su corazón palpitando con nerviosismo contra mi pecho.
Al levantarme, vi a Mikel justo detrás de mí. Su estado era mucho peor que el de Zack: un ojo morado, un labio roto, la cara parcialmente ensangrentada... Me acerqué a él, mi cuerpo aún temblando y algo adolorido por la caida.
- ¿Qué ha...? -no conseguí articular más palabras.
- Pregúntaselo a él -inquirió Mikel, dedicándole al otro una mirada que no supe descifrar.
Miré a Zack y él me miró a mí. Podía ver la culpabilidad en sus ojos, mezclada con la furia y con algo más. Agachó la cabeza y yo entendí que no me iba a contestar. "Claro que no te va a responder, tonta. Después de lo de la otra noche...". La voz de mi cabeza tenía razón. No sabía por qué me había molestado en esperar que me hablara. Mikel tosió, escupiendo algunas gotitas de sangre. Ya está. Aquello era demasiado. Zack se había pasado.
Quizás fue porque estaba enfadada por que le acabara de meter una paliza al que era mi novio, o quizás por lo de la noche anterior, o incluso quizás solo porque estaba dolida. Fuera cual fuera el motivo, me levanté y me acerqué a Zack. Había pasado de ser un lobo a un corderito indefenso. Y yo era el cazador en ese momento.
- ¿Quién coño te crees que eres para hacer esto? -le gruñí - ¡Quiero una explicación ya, de una puta vez!
Él apartó la mirada. En lo más profundo de mi ser, supe que tenía algo que decir, algo que quería contarme pero no podía. Pero, en ese momento, a mi no me importaba cómo se sintiera él, sino cómo me sentía yo.
- No quiero volver a verte -fueron mis palabras.
Sus ojos se abrieron de golpe, aún mirando en otra dirección. Podía ver que aquello le había dolido, pero no dijo nada. Apretó los puños, escupió algo de sangre y se marchó a paso ligero. Poco a poco, las sombras se la acera pobremente iluminada terminaron de engullir su figura. Y en cuanto él hubo desaparecido, todas las fuerzas de las que había hecho alarde me abandonaron, dejándome caer de rodillas contra el suelo. Me temblaba todo el cuerpo. Entonces comencé a llorar desconsoladamente. Mikel me abrazó por la espala, tratando de consolarme, diciéndome que estaba bien, que no había sido nada grave. Pero yo no lloraba por eso. Lloraba porque me había arrepentido de mis palabras en el mismo momento en que salieron de entre mis labios. Dolía. Dolía más que nada en el mundo pensar que no solo le había perdido, sino que, además había sido por mi culpa.
Tardé un buen rato en recomponerme. Mikel me levantó para llevarme a un banco. Yo le miré con ojos vacios, preguntándome por qué no latía mi corazón tan fuertemente cuando estaba a solas con él; por qué a pesar de que sus heridas eran peores, no podía parar de pensar en que Zack estaba herido; por qué no tenía ganas de estar con él en ese momento. Casi de forma automática, saqué del bolsillo de mi chaqueta un pañuelo y le limpié la sangre de la cara.
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El club de los corazones rotos
RomanceVioletta es una chica normal e introvertida cuyo mundo gira al rededor del sus amigos Joe, Jade y el recién llegado Zack. Como todas las chicas a su edad, está coladita por el chico guapo del instituto. Pero entonces, entre todos los problemas que c...