Prólogo

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Kim Taehyung es un alfa recién divorciado y con dos hijos. Su ex-esposa se ha llevado todo, hasta la antigua niñera. Ahora se ha mudado, y tiene que empezar de nuevo... Desesperado en encontrar quien le cuide a sus cachorros mientras trabaja, le pide ayuda a Jeon Jungkook, el bonito vecino de al lado... ¿Aceptará Jungkook entrar a su vida?




El alfa estaba hecho pedazos.

Nunca se imaginó que esto pasaría. La pareja que juró serle eterna acababa de abandonarlo, o mejor dicho, acababa de abandonarlo a sus dos hijos y a él.



Tuvo que salir temprano de su trabajo porque de la guardería donde llevaba a su hija Juno le habían llamado debido a que su fiebre no bajaba.

— Todo estará bien, lo prometo — le dijo a su cachorro uniendo sus frentes. El taxi frenó y lo dejó frente a su vivienda.

Pagó por el viaje, mientras el chofer se bajaba a ayudarle con la puerta; Taehyung prendió el paraguas negro y caminó hacia la entrada. Su cachorro estaba bien protegido, cubierta de mantas y ropa extra calientita; el alfa la sostenía con un agarre firme, entretenido pensando en la junta que tendría mañana en la oficina caminó por el piso de mármol blanco hacia su casa.

Las pisadas de sus zapatos negros hacían sonido en los charcos de agua, la lluvia golpeando el paraguas empezaba a caer con más fuerza.

Su lobo se puso alerta de repente, estaba oliendo un aroma parecido a las uvas cuando empezaban a descomponerse... miedo y tristeza.

Empezó a caminar con más rapidez, rodeando los caminos hechos de flores y arbustos hasta llegar a la puerta principal. Al estar ahí, su corazón empezó a latir fuertemente, dejó caer el paraguas al suelo; ahora la lluvia caía encima de él y de su bebé.

No tenía palabras para lo que sus ojos veían.

— Papi... — habló con voz quebrada — Mamá no me quiso abrir la puerta.

Sus ojos estaban completamente rojos por haber llorado por horas. El autobús que llevaba a Taeyang a la escuela y viceversa, llegaba a su casa en la tarde alrededor de las 4 p.m.

Eran pasadas las 6 p.m.

No se había mojado la ropa gracias al techo del pórtico, pero no era lo suficientemente angosto, así que sus zapatos y pies si lo estaban, seguramente enfermaría.

— Estoy mojado — dijo soltando sus lagrimas de sus ojitos — ...Y tengo miedo, papi.

El lobo de Taehyung rugió de impotencia, rasgando por salir para cuidar a sus cachorros. Se acercó al niño y se hincó a pesar del agua en el suelo para acomodar a Juno mientras se quitaba su abrigo y lo ponía encima de su pequeño de cinco años. Ahora se quitó el saco y cubrió el cuerpo de la menor.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora