Capítulo 35

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Los zapatos resonaban por el piso de mármol, corriendo rápidamente por los largos pasillos. Las pequeñas pisadas eran cada vez más zancadas, para poder llegar rápido.

Escondida detrás de la pared del recibidor, pudo divisar lo que buscaba.


Mami, pensó.


Estaba a punto de echarse a correr a sus brazos, pero otros la detuvieron.

— Señorita — le regañó — Su madre ha llegado cansada del hospital y aún se siente un poco mal. Debe dejarla descansar.

— Pero...

Ni siquiera pudo decir otra palabra, porque fue tomada por su muñeca y la llevaron a otra habitación.

— Odio estudiar — se quejó.

— Debe hacerlo. Debe ser alguien importante cuando sea mayor.

— Pero yo no...

— Debes ser alguien ejemplar — entró el alfa en la habitación donde su hija solía tomar clases privadas — Debes ser... el mejor ejemplo que una omega puede ser.

— Si, padre — asintió frenéticamente.

Tomó su libro de texto y empezó a leer, de vez en cuando alzando la mirada para verlo. Él se acercó y le acarició su cabecita con ternura; el lobo de la pequeña se movía alegremente por sentir el afecto de su padre, ya que él casi nunca lo hacía.

— Padre — le llamó.

— Dime.

— ¿Cuándo podré ver a madre?

— Ella ahora está delicada. Esperemos que pronto.

— De acuerdo.


Ojalá mami se sienta mejor.


Al ser una omega recesiva, la señora Jung tenía muchas complicaciones al nunca tratarse como es debido. Algunas veces, sus feromonas estaban dormidas, otras, parecían reproducirse sin parar, causándole unos desniveles espantosos.

Todo sucedió cuando un día en el set de grabación de un dorama en el que estaba trabajando, entró un trabajador, un alfa dominante, desestabilizándola por completo.
Claro, ellos no sabían que estando frecuentemente con un alfa dominante le ayudaría, hasta varios años después.

— Somin — le llamó su padre — ¿Eres una buena omega?

— Soy una buena omega — afirmó — La mejor.

— La mejor siempre — la corrigió — Eres mi niña, nuestra niña. Eres perfecta.

— Soy perfecta — se repitió la pequeña de once años.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora