Capítulo 58

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— Traje todo lo que me pediste — dijo el alfa entregándole las cosas que tenía dentro de una bolsa de plástico

— En serio, en serio, en serio... eres el mejor, Min Yoongi — chilló el omega castaño.

Tomó la bolsa y la apretó contra su pecho.

— Kookie — le habló el alfa — ¿Por qué no abres toda la puerta?

— Mmh... — meditó un poco — Mi apartamento es un desastre.

— ¿Y los niños?

— Taeyang en la escuela, Juno en la guardería.

— ¿Tú no tuviste que dar clase?

— Excursión de primavera. Harán un camping durante tres días. Y-yo... no... no me sentía muy bien para asistir, así que no me ofrecí de voluntario esta vez. Solo fueron tres grupos y cuatro encargados.

— Bueno, tendrás días libres — se encogió de hombros — ¿Puedo pasar? Son las seis de la mañana.

Jungkook se disculpó repetidas veces y abrió la puerta de su apartamento un poco más para que Yoongi pudiera pasar.
El lugar se encontraba a oscuras, así que el alfa tuvo que encender la luz y miró por el perímetro.

La sala era un completo caos. Ropa tirada por doquier, algunos platos con comida pasada en la mesita, libros y demás arrumbados.

— ¿Qué pasó aquí? ¿Acaso un vagabundo vive aquí? — preguntó Yoongi.

— No he tenido tiempo de limpiar — Jungkook dejó la bolsa que le había traído Yoongi a un lado y empezó a recoger sus pertenencias — He estado ocupado.

— Pues dile a Taehyung que te de un respiro y arregla tus asuntos — dijo Yoongi en tono pesado.

— ¿Por qué me hablas así? — Jungkook le miró.

Yoongi frunció los labios y se acercó a él. Le quitó la ropa que el omega sostenía y siguió ayudándolo.

— Jungkook, ¿Sigues viendo a tu terapeuta?

— Si... — puso sus manos en las caderas — No creo que eso funcione, no — soltó una risita nerviosa.

— ¿Por qué no? ¿No ves cómo estás?

— Si, pero... no sé, ya no me siento cómodo hablando con él o... más bien, cualquier terapeuta. Extraño a Hyuna noona.

— Volverá, pero mientras lo hace, tú tienes que seguir trabajando en ti.

Jungkook siguió observando como Yoongi recogía y limpiaba algunas cosas. El omega empezó a sentirse mal, así que empezó a ayudarlo.
Cerca de una hora más tarde, terminaron de limpiar todo el lugar, lavar trastes y caminaron juntos al recibidor del edificio donde se encontraba la habitación llena de lavadoras y secadoras, para lavar su ropa.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora