Capítulo 32

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Los días estaban contados para que las escuelas de Corea cerraran y empezaran las vacaciones invernales.

El gran centro comercial ya estaba adornado con distintos ornamentos de esta festividad; luces de colores, árboles de navidad, muñecos de Santa Claus y renos inflables, miles de esferas, entre otras cosas.

Taeyang corría, evitando chocar con las personas mientras iban pasando por los pasillos, entre tantas tiendas del centro. Jungkook no se acostumbraba a la cangurera que Taehyung solía usar, así que improvisó una con una tela larga y le pidió ayuda al alfa para poder ajustarla; al parecer a Juno le agradaba mucho ya que todo el camino fue durmiendo. Parecía un pequeño capullito, durmiendo tranquilamente mientras escuchaba el latido del corazón del omega.

Taehyung iba tomado de su mano y veía algunos ventanales de las tiendas.

Rato después, entraron a una que era específicamente de objetos de navidad. Taeyang escogía los arboles que le parecían más bonitos junto con su padre; Jungkook paseaba su vista por los demás pasillos llenos de adornos de distintos tipos para el árbol de navidad.

Unas manos grandes le rodearon la cintura por detrás y sintió un beso en la parte de atrás de su cuello; se retorció un poquito debido a las cosquillas y a lo bien que se sentía.

— Después de discutirlo arduamente — exageró — Hemos llegado a tres finalistas y tú, mi querido señor Jeon, tienes la última palabra.

Jungkook se dio la vuelta y se encontró con los ojos bonitos y sonrisa perfecta del alfa.

— ¿Yo? — se señaló a sí mismo. Taehyung le pellizcó ligeramente una mejilla y puso una sonrisa de niño.

— Si, anda. O Taeyang nos matará por hacerle esperar.

— De acuerdo — respondió soltando una risa.

Jungkook empezó a caminar primero, con una mano protegió la cabecita de Juno porque sentía que podía chocar o que algo cayera de la nada; si, era a veces un poquito paranoico. Taehyung le siguió por detrás con una mano en su espalda baja.

Al llegar con Taeyang, el pequeño cachorro señaló los tres arboles.

Uno blanco, uno verde, y uno de tonos como las hojas del otoño.

Papi — le abrazó por las piernas — Elige uno, elige uno. Papi no me dejó elegir más.

— Taeyang, elegiste todos — respondió Taehyung.

— Es que todos son bonitos — dijo quejoso.

Jungkook les miró y se quedó callado por un largo tiempo.

— ¿Qué? — preguntó el alfa — ¿No te gusta ninguno? ¿O es que...?

— No — respondió interrumpiéndole — No es eso, Tae — esnifó su nariz.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora