Capítulo 27

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El aire de Corea del Sur era frío. Los vidrios del auto se empañaban a causa del aire acondicionado del auto, Taehyung lo había puesto cálido para los cachorros. Taeyang jugaba con su conejo de peluche y al no poder por la ventana, empezó a dibujar con la punta de su dedo en ella.

— Aquí tienes — el alfa regresó al auto.

Su cuerpo tembló porque se había enfriado algo allá afuera. Pasó a una cafetería y pidió dos cafés para llevar; le entregó uno al omega y emprendió marcha

— Papi, mira — dijo el cachorro, el alfa paró el auto en el semáforo en rojo.

Volteó solo por un segundo, y acto seguido el omega copió su misma acción.
El dibujo del cachorro consistía en toda su familia.

— Mira, este eres tú, esta es Juno, Yeontan y Jungkook hyung.

— ¿Y porque hay más personas? — preguntó al alfa.

— Bueno — se puso un poco nervioso — Por si mami quiere seguir en nuestra familia.

— Okey — respondió el alfa volviendo a su lugar y apretando el volante.

El semáforo cambió a verde y el auto empezó a avanzar.

— Pero — exclamó el cachorro más fuerte — Por si tengo más hermanitos

Jungkook casi se atraganta con su café.

— Eso no lo sé, cachorrito — respondió el alfa un tanto ansioso.

— ¿Pero podemos? ¿Me puedes dar un hermano?

— Taeyang... — le recriminó.

— Bueno. Papi — palmeó el asiento del omega — ¿Tú me puedes dar un hermanito?

Jungkook agarró una servilleta antes de escupir el líquido de su boca. Empezó a toser tanto, tanto, que él se estaba quedando sin aire.
Taehyung empezó a palmear su espalda con algo de fuerza para que pudiera dejar de toser.

— ¿Estás bien? — preguntó el mayor mirando de reojo.

— Si — limpió las lágrimas a causa de su tos.

Pasaron unos cuantos minutos cuando por fin se pudo recuperar al cien.

— Estoy bien — dijo poniendo una mano en su frente y cerrando los ojos.

Juno ya se había quedado dormida en su asiento de bebé. Taeyang se había quedado muy quieto, junto con su perrito a sus pies.

— ¿Sacaste todo? — preguntó el alfa.

— Si.

— ¿Se te salió por la nariz?

— ¿Qué? No — limpió sus labios con la servilleta. Dejó su café en el portavasos del auto.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora