Capítulo 3

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— Papi — le susurró al oído — Ahí está Jungkook hyung, ¿podemos saludarlo?

— No. Ahora no Taeyang — respondió el alfa.

— ¿Por qué no?

— Él está ocupado — dijo dirigiéndole su mirada al cachorro y de nuevo al omega — Y yo también.



El fin de semana se pasó en un parpadeo. Eran pasadas las siete de la noche, Taeyang hablaba animadamente de todo lo que había hecho en la escuela durante toda la semana; su padre le ayudaba a recortar unas hojas mientras el cachorro las pegaba en su libreta, la pequeña Juno se había quedado dormida horas atrás.

— Y luego yo corrí tan rápido en mi forma lobo que nadie pudo atraparme papi. ¿Puedes creerlo? — sonrió y luego miró a su padre.

Taehyung se estaba quedando dormido.

— Papi, ¿Me escuchaste? — el alfa tenía los ojos cerrados, con las manos aun sosteniendo las tijeras y hojas en un débil agarre — ¡Papi! — gritó.

— Estoy despierto — respondió inconscientemente — ¿Qué pasa, cachorro?

— No me estabas poniendo atención — dijo con indignación.

— Claro que sí.

— ¿Y qué es lo que te dije?

— Mmh...

El timbre había sonado. Taehyung fue salvado por la campana.

Taehyung se levantó rápido de su silla y se dirigió a la entrada. El repartidor de pizzas llegó con lo que había pedido; pagó sus alimentos y regresó a la cocina.

— Recoge tus cosas para que no se ensucien — le pidió. Rápidamente el cachorro recogió todo, pero terminó arrojándolo al sofá.

El alfa puso dos platos y dos vasos con agua mineral; al final le puso las rebanadas de pizza de pepearon y empezaron a comer. Hacía tiempo que el alfa no comía una de sus comidas favoritas desde la niñez, por lo cual soltaba sonidos de satisfacción.

Al igual que su cachorro, comía gustoso, tanto, que terminó embarrándose de la salsa de toma en sus mejillas. Taehyung tomó una servilleta y le limpió con mucho cuidado y amor; lo miró como si fuera la primera vez que lo veía.


Mi preciado bebé.


Al terminar, Taehyung lavaba los trastes, mientras se los pasaba a Taeyang para que los secara con un trapo y luego los dejara en su lugar. Después de eso, cepillaron sus dientes y ahora el alfa arropaba al cachorro en su cama.

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora