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"Joseph, ¿tu sabes algo?" preguntó Denisse, el aire del auto se había vuelto turbio debido al aroma cargado de nervios de la omega.

"No" dijo dudoso

"Si fuera tu caso, si fuera Arián ¿no te gustaría saberlo?"

"¿Arián? ¿Qué? Creo que deberían hablar con su esposo, yo soy el menos indicado para entender estas cosas" 

"Necesito saber por qué esa niña tiene la misma marca que Erick y mi hijo" dijo mirando sus manos "El expediente médico está en la oficina, debo encontrar algo ahí" 

Joseph miraba preocupado a la omega, sus manos temblaban ligeramente y sus ojos se movían nerviosos. 

"Si necesitas ayuda, estoy aquí, pero por favor necesito que te tranquilices" dijo el pelinegro.

"Bien, sí, está bien" Joseph la llevó a la cocina y la obligó a tomar una manzanilla, luego de algunos minutos ambos se encerraron en la oficina del alfa "Es un portafolios azul, tiene todo su expediente médico" 

"Claro" no se tardaron en encontrarlo, puesto que eran una pareja que confiaba el uno en el otro y no tenían nada que ocultar, o eso creía Denisse.

El portafolios contenía la historia clínica de Erick y el tratamiento a su leucemia, medicinas y más. Denisse buscó los antecedentes y en la información familiar únicamente estaba el nombre de Arián, en los documentos de la empresa era igual, Arián seguía siendo el único heredero. 

Joseph miraba los papeles en silencio y cuando finalmente Denisse dejó de revolotear en el lugar, él le acercó un último documento. 

"Es la información del donante para el tratamiento" Denisse abrió los ojos con sorpresa mientras recordaba como un momento curioso el que la donante sea un bebé.

"Es la misma niña que esta tarde" susurró "Pero no hay más información que la necesita el receptor. Tipo de sangre, edad, antecedentes médicos, alergias, nada relevante"

"Entonces deberías hablar con Erick" sugirió el pelinegro. Denisse asintió y subió a su habitación a esperar a su esposo. 

Joseph hizo lo mismo, los nervios lo tenían alerta a cualquier sonido de alguna puerta. Luego de un par de horas, el ruido en la mansión comenzó a aumentar y el omega sabía que en ese momento ambos alfas llegarían.

Bajó las escaleras a prisa y se encerró en la cocina para hacer de su presencia ahí algo casual. Arián fue el primero en entrar a la casa, el omega no pudo resistirse a acercarse al umbral de la puerta para que el alfa rubio pueda captar su presencia. 

El ojiverde dejó caer su maletín y se apresuró a abrazarlo. Estrechó al omega entre sus brazos y hundió su nariz en su cabello. 

"Eww, cada vez siento que creces más ¿o quizás yo me encojo?" Arián rió enamorado.

"Tu estás perfecto así" lo besó "Hola, mi amor"

"Hola, mi rubio cursi" sonrió ronroneando.

No pasó mucho para oír a Denisse bajar las escaleras y dirigirse al vestíbulo, siempre hacía lo mismo cada que el alfa llegaba a casa, solo que esta vez sus preciosos ojos estaban apagados e hinchados por el llanto. 

"Hola mamá" dijo Arián con una gran sonrisa "¿Qué? ¿Qué pasa?" Joseph lo detuvo y negó con la cabeza.

"Es mejor que esperemos aquí" susurró "confía en mi, Arián asintió con el ceño fruncido. 

Ambos vieron a la omega, parada en el umbral de la puerta que daba a la sala, guardaron silencio y esperaron con paciencia. 

"Cariño, buenas noches" oyeron el eco de la voz del alfa mayor. 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora