- 8 -

7.3K 780 143
                                    

/// 3 meses después ///

"¿Y bien? ¿Volviste a encontrar ese aroma?" Zack nunca dejó de pensar en el incidente de su primo "Ya estás por entrar en celo y no quiero que vuelvas a escapar" tenía los brazos cruzados y la mirada seria, algo muy raro en él.

"Esta vez tengo medicina, estoy muy bien controlado y mi padre estará en la ciudad, así el peso de mi irresponsabilidad no estará mas sobre tus débiles hombros" rodó los ojos en lo que se estiraba en su cama. Era cierto, por más que trató de recordar ese aroma nunca lo logró y tampoco lo percibió otra vez.

Llevaba un par de meses saliendo con una pequeña omega, su nombre era Celeste y tenía una voz muy suave. Su aroma alguna veces le era empalagoso pero la mayoría del tiempo era agradable y los mimos cariñosos que ella le daba eran confortables, la quería.

Su madre se enteró por un chisme de Zack, aunque realmente fue una queja, el beta no aceptaba esa relación, no creía que Aarom era realmente feliz, sino que solo se conformaba y no era tan descabellada la idea. Aún así ella adoraba a Celeste, en su anticuada cabeza ya se oían campanadas de boda.

Desde que pasó su celo su animo ya no era el mismo, sus padres lo atribuía a la madurez pero no era nada de eso, muchas veces lo encontraba con la mirada perdida desde el segundo piso de la escuela o lo encontraba con los ojos cerrados junta a la vaya que dividía el área de juegos de los cachorros y el patio de secundaria. Zack estaba casi convencido que su alfa si sabía donde estaba su omega y lo buscaba inconscientemente cuando Aarom bajaba la guardia.

Extrañaba el como era antes de presentarse como un alfa, no hablaba mucho pero cuando lo hacía era divertido, nunca faltaba su toque de humor y sarcasmo, además siempre estaba listo para acompañarlo en cada travesura. Ahora se lo veía siempre demasiado calmado y distraído con la omega latosa que siempre estaba colgada de su brazo, ella no era fea en absoluto pero apenas percibió las feromonas de un alfa en su primo se lanzo a su casería.

Zack no tardó en cuestionar a su padre cuando notó la prolongada ausencia de su profesor omega, era excelente en sus clases y muy paciente con todos incluso cuando le hacían preguntas incómodas sobre el celos de un omega, él lograba responderlas de la mejor manera y aclarar muchas dudas que tenía el beta, después de todo en su familia habría un omega en algunos años. Su padre le dijo que Mateo dejó de sentirse bien rodeado de tantas feromonas de alfas y queriendo evitar algún incidente fue que llegaron al acuerdo de enviarlo con los más pequeños de la escuela. Era raro no verlo en los pasillos, aunque nunca faltaba un idiota con aires de grandeza, la mayoría ya se había adaptado a tenerlo cerca y en algunos casos protegerlos de algún celo descontrolado que surja en horario de clases.

- o -

Gina era nombre de la psiquiatra que fielmente cada 15 días trataba a Mateo, no solo buscó curar su trauma sino también su dura infancia. Si bien no le faltó nada material, en lugar de amor de sus padres, recibió lástima y rechazo. Cuando iniciaron sus terapias, el conflicto en su mente era tanto que el llanto le provocaba malestares prologados que poco a poco fueron bajando con los cuidados de su nueva enfermera. Luego de la crisis que desató frente a Emma, ella se había pasado tan cerca a él que, al final, decidieron vivir juntos. 

La casa era muy pequeña pero tenía 3 habitaciones, Mateo dejó cada mes un sobre con dinero en la habitación de Emma como compensación por todo el apoyo que recibía de la omega, ella limpiaba y lo atendía en sus crisis, incluso cuando no tenía ganas de salir de la cama recibía una sonrisa calidad y una sopa caliente. Muchas veces ella intentó hacer que el omega entienda que no era necesario pero la cara de molestia en él hizo que dejara el tema y aceptara con una sonrisa tímida el sobre mensual.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora