Mateo corría sin mirar atrás, dejó a sus amigos y su bebé. Solo quería llegar a casa y así lo hizo, sus pulmones ardían y sus piernas dolían, se arrepintió de haber puesto un pie fuerza de la casa. Sus manos temblaron en lo que trataba de hacer entrar la llave en la cerradura y no le atinaba, Emma oyó los golpes en la puerta y las llaves intentando abrir así que se apresuró a atender.
"Mi niño, ¿qué paso?" sus ojos lo miraron de pies a cabeza, el omega estaba hecho un mar de lágrimas. No había rastro de los muchachos o la bebé. El joven solo se lanzó a los brazos de la mujer frente a él y lloró en su hombro.
"Ese alfa, estuvo ahí" susurró en el llanto "Me tocó el hombro, lo vi, estoy seguro, era él" dijo desesperado.
"Tranquilo, mi amor. Tranquilo, ¿Dónde están tus amigos? ¿Olivia?" preguntó suavemente.
"Venían detrás de mi, yo solo corrí. Los dejé atrás" Emma no soltó el abrazo y guió a Mateo hasta uno de los sofás.
Preparó una manzanilla para tranquilizarlo y a los pocos minutos llegaron los otros muchachos con la dormida bebé.
"¿Sigue dormida?" preguntó Mateo, sus ojos estaban enrojecidos tan igual como la punta de su nariz. Cuando Saúl confirmó su duda extendió sus brazos "Dámela" dijo sin dudar.
Emma movía los ojos de un lado a otro tratando de entender si se había perdido de algo, era la primera vez en casi un mes que el muchacho pedía cargar a su hija. El menor la recibió y la presionó suavemente contra su pecho, su omega se sentía tranquilo con el suave aroma a bebé de su cachorra.
"¿Qué pasó?" volvió a preguntar la beta.
"No lo sé, solo vimos que se detuvo a arreglar uno de sus zapatos y luego salió corriendo. Había un grupo pequeño de persona detrás y vimos a varios muchachos uniformados con la insignia de la escuela de Mateo y otras más que no logré distinguir" Saúl se encontraba ligeramente nervioso.
Emma escuchó atenta, era de noche y Mateo no le vio la cara a esta persona y menos sus amigos.
"Mateo, ¿quieres.." preguntó Lucía pero fue interrumpida por el omega.
"No, no, estoy bien, estamos bien. No pasó nada, no quiero pensar en eso. Mejor pensemos en la cena, me estoy muriendo de hambre" dijo tratando de convencerse a sí mismo.
Las tres personas restantes se miraron entre ellas, el comportamiento de Mateo era raro pero quisieron darle un voto de confianza. Se sentaron a la mesa y compartieron la cena navideña, Emma contó la visita a su familia y los chicos contaron sobre el espectáculo de luces.
"Hoy, Mat por fin amamantó a Olivia" dijo Lucía, las mejillas de Mateo se sonrojaron.
"¿Fue así?" Emma dejó de lado su copa de vino y fue a abrazarlo. Mateo asintió lentamente "Estoy muy orgullosa de ti, querido. Esta noticia es un hermoso regalo de navidad, gracias" dijo cerca a su oído.
"Aún me duele el pecho, ella succiona muy fuerte" dijo bajito, sus mejillas estaban encendidas. Emma le susurró que luego se ocuparían de eso y dejó un sonoro beso en su mejilla.
Luego de la cena, todos se sentaron en los sofás y la alfombra. Lucía hacía ruiditos para que Olivia la mire, Saúl y Mateo conversaban sobre un partido de béisbol de su equipo favorito y Emma hacía llamadas telefónicas a sus amigos y familiares.
Al llegar la media noche comenzó la desesperación por los regalos, Mateo sacó de su habitación varios regalos muy mal envueltos. El omega tenía la costumbre de hacer compras por Internet y cuando se trataba de sus mejores amigos siempre tenía muchos presentes para ellos, sin embargo el papel de regalo no era lo suyo.
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Profesor (En Edición)
Roman d'amourEn una sociedad que rechaza a los omegas varones, Mateo logra cumplir su sueño de ser profesional y entra, después de muchos años, a enseñar en una escuela de la ciudad. Asignado como profesor de historia, nada podría arruinar ese perfecto primer d...