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- Joan -

"¡Des!" Grito el pequeño castaño para captar la atención de su hermano.

"No, no, Joan. No grites tan fuerte" Arián intentó controlar la energía de su hijo "Mamá está durmiendo"

El pelinegro tenía a su bebé más pequeño acurrucado contra él mientras tomaban una siesta.

"Patito" dijo el bebé a su padre levantando un juguete de goma.

"Ok, vamos afuera" tomó la mano de su cachorro y a pasos torpes salieron al jardín de la propiedad.

"Agua" Arián miró la cerca que impedía el paso de los niños a la piscina.

"Entramos al agua cuando Sam está aquí" dijo el rubio "Ahora no vino, así que no hay piscina"

La mañana era fresca y Arián aprovechaba su tiempo libre para estar con su familia, aunque la mitad de esta estuviera dormida.

Se sentó a la sombra del único árbol y observó a Joan juguetear. El castaño había aprendido a no tocar los audífonos de su hermano pero la paciencia para que este lo escuché y le haga eso todavía era algo en lo que trabajaban.

El castaño había desarrollado un enorme gusto por la piscina, despertando en sus padres la ilusión de tener un deportista en la familia.

Con la energía que lo caracterizaba creció desarrollando un cierto parecido a Arián al copiar sus gestos.

En el jardín de niños, el castaño era un verdadero terremoto. El primero en salir al recreo y el más despierto de la clases, todo lo opuesto a su introvertido hermano, Joan era el estereotipo del niño perfecto.

Iba a una escuela diferente a la de Alex y aunque los primeros días fueron terriblemente difíciles por el llanto de los dos al separarse, con el pasar de los días fue más sencillo sobrellevar

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Iba a una escuela diferente a la de Alex y aunque los primeros días fueron terriblemente difíciles por el llanto de los dos al separarse, con el pasar de los días fue más sencillo sobrellevar.

Al cumplir 5 años, el castaño era un excelente nadador y pasaba tres tardes a la semana nadando bajo la supervisión de Joseph.

"Mamá, ¿Vamos a la piscina?" Preguntó el castaño sentando en la alfombra.

"Ahora no, Joan. Está comenzando a hacer frío" dijo el pelinegro "mejor hay que ver una película con Alex"

"Pero mamá.."

Joseph miró fijamente a su cachorro y levantó las cejas, ese gesto bastó para que el niño dejara de reclamar.

Salió al jardín y encontró a su hermano subido en una patineta.

"¡Des! ¿¡No, qué haces!?" Gritó alertando al omega.

Joseph se levantó del sofá y con ayuda de un andador llegó lo más rápido que pudo al umbral que daba al patio.

El alfa más pequeño giró su rostro hacia su hermano y frunció el ceño.

"Estoy jugando" dijo con unas señas torpes. El castaño miró a su madre confundido, todavía no aprendía bien a leer a su hermano.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora